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Rostro destrozado, Venganza interminable

Rostro destrozado, Venganza interminable

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1445    |    Actualizado en: 25/09/2025

e atoraba en la garganta. Yo estaba paralizada por el pánico, pero sentí que

n el reloj de mi muñeca, un regalo de mi prometido, Alejandro. Cuan

-escupió con veneno. E

muriera sobre el pasto, llamándolo "bastardo". Luego, ella y

de operaciones. Con un b

, ¿crees que él todavía

uyó mi capacidad de tener hijos, asegurándose de que nunca pudiera dar

rmano, mi cara, mi futu

que vio una pequeña cicatriz junto a mi ojo. El hombre que amaba se desvaneció, reemplazado por algo frío e imp

ítu

ista de So

risa chimuela, y creía que perseguirla era la aventura más grande del mundo. Le dije que tuviera cuidado, como siempre hacía, las palabras eran un zumbido constante y amo

o gr

s de que mi mente pudiera reaccionar, el pesado reloj grabado a la medida que me regaló Alejandro golpeando mi muñeca. Se

pezaba a hincharse, volviéndose de un rojo alarmante y manchado. La

vesó el corazón. Anafilaxia. El doctor nos lo había advertido después de que tuvo

ntalla mientras marcaba el 911. La voz de la operadora era un murmullo tranquil

dicos saltaron. Un hombre al que apenas registré y una mujer. Era alta, de facciones afiladas y cabello rubio recogido tan apretado q

cortante y profesional mient

mi cabello enredado de la cara-. Es severamente al

eando el pequeño cuerpo de L

. Solo mant

cientes y seguros. Por un solo y fugaz segundo, me per

a ya no estaba en Leo. Estab

nuestro primer aniversario. Sus iniciales estaban grabadas en la par

oj a mi cara. La máscara profesional que llevaba se agri

io ese reloj

te me le quedé viendo. Leo estaba boqueando a su lado, su piel

confundida-. Por favor, mi

las palabras lentas, del

ándose con pánico-. ¡Por favor, tie

antó la cabeza de golpe y me miró, realmente me miró, por primera vez. El reconoc

, y el nombre sonó como u

aletín médico de una patada. El sonido fu

ñó, su voz era una

é, mi mente

za. Tropecé hacia atrás, cayendo sobre una raíz y aterriza

silueta aterradora c

mi hombre. Sie

va de la universidad que Alejandro había mencionado una vez, la que no podía dejar

dome de rodillas, mi voz qu

n sonido ásper

eres

s costillas, dejándome sin aire.

o -escupió. Sus ojos se posaron en Leo, que ahora estaba terriblemente quieto-. ¿Y

o el mundo lo decía. El mismo cabello oscuro, la mis

ogadas contra el pasto-. Por favor, Jime

iar una sola gota de medicina en su engendro b

e hizo una seña

co. Hora de la muerte

por la garganta. Lo estaba abandona

r. Tenía que llamar a Alejandro. Él tenía que detener esto.

la maldición una o

se detuvo. Se dio la vuelta lentamente,

me d

e agarró un puñado de cabello y tiró de mi cabeza hacia atrás,

centímetros de la mía-. Con quien se va a casa

cara. Un simple y elegante anillo

Una promesa. Me d

beza, la medalla de mi madre, metida bajo mi blusa, se so

isa desapareció, reemplazada por una

voz bajando a un susurr

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