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Dueño de mi cuerpo, padre de mis hijos

Capítulo 2 La reina del asfalto

Palabras:1082    |    Actualizado en: 09/12/2025

- La reina

ada, disciplinada, que dedicaba sus noches a estudiar, preparar exámenes y repasar apuntes. Ella era inteligente sin necesidad de estudiar mucho, lo que hacía que nunca sospecharan de

a letal, sus maniobras imposibles de imitar, y su temple al volante había hecho que más de un contrincante se

a carrera del verano, la más

remallera de su mochila- Esta noche me quedo en casa de Cr

atisfecho. Roma ocultó la sonrisa traviesa que amenazaba con delatarla. Mentirles se había vuelt

el punto de siempre. Su mejor amiga llevaba el cabello recogido en u

istal con ese brillo cómplice en los ojos, mi

misma, con esa mezcla de arrogancia

stó, y ambas rieron mientras emp

sueño imposible. Las luces del garaje se reflejaban en la carrocería como si fuera un espejo, y cada línea del vehículo era pura agresividad. Para

ó Cristal con una sonrisa de admirac

ma, acariciando el capó con una devoción casi religiosa -

metálico, apareció con las manos manchadas de grasa y el ceño fruncido como siempre. Era un hombre may

niño otra vez? - refunfuñó, li

ertía al saber que su auto era

. No lo subestimes. Al menos e

rtida, soltó

do te mueres de orgullo cada vez que Roma ar

brazos, pero una chispa de

empre se lo dije a tu abuelo. Algún día esa manía de correr

so sonoro en la mejilla y le revo

za, y lo sabes. Ustedes me enseñaron bi

edad, pero no pudo evitar sonreír s

que cambie de opinión y

su propia moto, mientras Roma se sentaba al volante de su Huracán. El rugido del

s de dejar la moto y robarte el coche - dijo

inseparables -contestó Roma, con un

nte, observando cómo el humo e

a, niña. Te conoce

sabía que él tenía razón. Ese co

la reina del asf

sus labios se curvaron

o corro para ganar... corro para re

asi animal. A su lado, Cristal rodaba sobre dos ruedas, igual de desafiante, igual de adicta a la adrenalina y en algún rincón de la ciudad, entre las luces de neón y la multitud ansiosa por presenciar la carrera. Aguardaban d

ía sería mucho más que una corona: sería un hombre marcado por s

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