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Jaque al rey: El regreso

Capítulo 5 La Reina Destronada

Palabras:1914    |    Actualizado en: 11/12/2025

ró mucho. En cuestión de minutos, la oficina del CEO

inal principal, ella ya había coordinado con el departamento de TI para revocar las credenciales de los ejecutivos leales a Claudio, había prog

ante sin levantar la vista de la pantalla, señalan

bleta-. He pedido que traigan los sillones de cuero negro del almacén.

tas en una agenda. El sol de la mañana iluminaba su perfil, suavizando la tensión en su mandíbula. A pesar del traje de

pido al poder,

el teléfono

wood. Es limpieza. Y esta

o. Le gustaba eso. Le gus

-corr

padeó, so

erd

Blackwood" suena a mi padre, y te aseguro que

na probó la pal

del escritorio emitió un zumbido urgente. La voz d

ega está aquí. Insiste en entrar. Dic

segundo. La sonrisa de Dante desapareció, reemplazada p

con voz gélida-. Y Elena..

ago. Enfrentar a Claudio era una cosa; enfrentar a Sofía, la mujer q

te del escritorio, apoyándose en el borde con los brazos cruzados, una postura de do

obles se abri

sol enormes que se quitó con un gesto teatral al entrar. Su cabello

ipio. Sus ojos se clavar

trepadora! Claudio me llamó desde el coche. Me dijo que te atreviste a ec

tonces sintió la presencia de Dante a su derecha, sólida y silenciosa. Recordó a su madre en el hospital p

lzó la

, señora Vega -dijo Elena con una calma que no sentía-

su atención fue capturada por la figu

n calculadora. Caminó hacia él, moviendo las caderas, ignorando a Elena como si fuera un mueble-. Mi marido

ante, mirándolo de arriba abajo

s un idiota, lo admito. Pero yo sigo siendo accionista. Y tengo mucha influencia en la alta sociedad. No necesitas a esta

en que Sofía miraba a Dante. Como si fuera un premio. Y una parte insegura de Elena

rgo momento, con la mirada de un entomólogo est

él. Su voz era plana, car

sconcertada por la

una alianza. Claudio está a

del escritorio y dio un paso hacia ella. Su altura la oblig

había cambiado mucho. Pero entonces, Dante hizo algo que no había hecho en cinco años.

de Sofía tan rápido que pa

llevándose una mano

alabra sonó como una maldición

o hasta chocar con una silla-. Te vimos en

de tú y tu amante me enviaron. Sobreviví a la vergüenza. Y pasé cada día de l

a sus ojos, pero Dante no se inmutó. Sabía que

o, buscando la víctima-. Claudio me obligó. Yo tenía miedo. Él

co-. No te humilles más. Es patético. No he venido a recu

berado, pasó un brazo por la cintura de ella, atrayéndola hacia sí. El contacto fue firme, posesivo y electrizante.

fuera. Tú estás fuera. Tus acciones han sido congeladas y mis abogados están auditando tus gastos pers

la cintura de Elena. Sus ojos s

la? -escupió Sofía-

gente. Y tiene más dignidad en su dedo meñique que tú en toda tu vida. Ella es mi socia.

iró a Dante, luego a Elena, y se dio cuenta de

amenazó Sofía, dándose la

respondió Dante-. Cie

dando un portazo que hi

ón diferente. Dante no retiró su brazo de la cintura de Elena inmediatamente.

vés de la seda de su blusa. Su corazón latía

os pasos, pasándose una mano por el cabe

le la espalda-. No debiste

a, sintiendo frío donde a

r primera vez. Se sintió extraño

on el rostro

ella es... que e

tó una ri

o. Y ella me vendió por un coche depo

sto frente a ella. Sus ojos oscuros buscaro

mpio en este pozo de serpientes. Cuando te toqué... cuando te puse a mi lado frente

ban. La línea entre el teatro y la real

tu empleada. T

ada cayó a los labios de Elena-. Empiezo a pensar que el precio

a que él estaba herido, que estaba usando la venganza como combustible y que ella podría quemarse. Pero en ese momento, con la adr

rró ella, una última l

a milímetros de su

nte

de la oficina rompió el

Se apartó de ella bruscamente, rompiendo la burbuja de

ladró al

ar su respiración. Miró la espalda ancha de Dante

a tenía la terrible certeza de que la verdadera amenaza para su cor

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