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El Engaño De Mi Propia Sangre

Capítulo 2 

Palabras:1657    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:25

ela

ñosas, sus miradas intensas... todo me hacía sentir como una impostora. Era un cuento de hadas que no me atrevía a creer. Mi mente,

Rodrigo. Lo amaba con una devoción que nunca había conocido, una devoción que creí correspondida. Sus brazos eran mi r

la burbu

rmedad degenerativa. Los médicos dijeron que necesitaba un trasplante de riñón urgentemente. La noticia cayó como una losa sobre la ha

la familia, a primos lejanos, incluso a algunos empleados de confianza. Una por una, las esperan

eando la mesa, con los o

solución!", gritaba. "

u debilidad la hacía parecer etérea, una obra de arte a punto de des

l Dr. Morales, se reunió con la familia. Su

atibles en el registro y en la familia extendida", dijo.

etaban bajo la mesa. Rodrigo, sentad

ontinuó, mirando

El bebé, al nacer, se convierte en un posible donante compatible con el paciente. Un herm

en silencio. Un s

ras del doctor, sino por una horrible claridad que de repente me golpeó. Mi mente, q

agnóstico de Verónica. Sus palabras sobre "querer formar una familia contigo, Daniela" ahor

, pero que ahora se revelaba como determinación fría. ¿Me había casado con un h

n de cristal cayendo en cámara lenta, cada fragmento de mi amor, de mi esperanza, rompiéndose

e pie abr

urro rasposo. Salí de la sala, mis pasos pe

itaba estar sola, sumergirme en mi propia oscuridad para entender esta nueva, hor

rara vez iba. La puerta estaba entreabierta. Es

esentimiento helado me recorrió. Una pequeña chispa de mi teléfono se encendió, sin q

drigo?", la voz de Verónica era dulce, pero con un

go se me

ondió Rodrigo. Su voz era fría, desprovista de la calide

pulmones. Mis piernas flaquearon. Me apoyé contra la pared, intentando no ha

con un tono de triunfo. "T

suave, la de Rodrigo. Una risa que me taladró el al

si no te enamoraste un poco de ella",

iso es contigo. Desde aquel día en el puente. Te lo prometí. Te dije que

. El puente. El día que me salvó. ¿Qué? Mis recuerd

da porque estaba furiosa con papá, y me encontré con esos chicos. Qué conveniente que ap

Ella estaba en el puente? ¿La q

continuó Rodrigo. "La que me guio lejos de e

yo. ¿Cómo podía él haber confundido a Verónica con la chica en el pu

Para cumplir mi promesa. Es lo mínimo que puedo hacer por la mujer que me salvó la vid

otra mentira había tejido Ver

stro. Que yo te consolara. Soy una actriz brillante, ¿no crees? Después de todo, desde la muerte de mamá, he teni

dos. ¿El secuestro? ¿Consolarlo? ¿Ella? No. Fui yo. Fui yo la

e quedará. Ella es demasiado frágil para manejar la verdad. Demasiado tonta. Y si alguna vez intenta algo, siempre puedo empeorar mi e

. Su silencio lo dec

aba sin control. Rodé por el suelo, incapaz de mantenerme en pie. El dolor era tan inmens

er. Y Verónica... Verónica era un monstruo. La enfermedad,

ctima, no la culpa

sa, la que pedía perdón por existir, se desvaneció. En su lugar, emergió una muj

La pequeña luz de la grabadora parpadeaba. H

ún tembloroso, encontró una fuerza inusitada. Lentamente, me puse de pie. Cada músculo dolía, pero el dolor físico era insignificante comparado con la hemorragia de mi alma. Miré la puerta entreabierta, de donde seguían emanando sus voces, ahora ininteligibles, como el murmullo de serpi

do, me dije. Apena

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