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Bajo la mesa del jefe

Capítulo 3 Sigue siendo así

Palabras:1189    |    Actualizado en: 15/06/2021

y por primera vez me

lvira. Me dijiste que querías e

erios ojos y me ahogu

lo

res." Observó mi reacción con atención. "Verás, Elvira, me encanta el sex

s y simplemente abrí mis ojos. No podía creer lo que oía, ¡per

rlo después de lo que he aprendido. Ella está como... para mí, manchada por alguien. Ella me ha herido. Aunque todavía la amo, y debes recordar eso.

El hombre con el que soñé durante tanto tiempo, que era

tiendo. Aunque es

ción, debes prometerme algo. Primero, nadie debería saber sobre nuestra relación, incluida mi esposa. En segundo lugar, aceptas voluntariamente dicha relació

Lo entiendo, Edward

con todo?" Me

." Co

iel de gallina. Luego pasó su lengua por mi dedo, y actuó sobre mí como un trapo rojo para un to

es, los puso sobre la mesa

am

?" Yo p

as. Pero que así sea. Con

a estaba en la puerta, así que tuve que

el auto, me at

ahora

, y debes obedecer inmediatamente. Repito de nuevo: me encanta follar, y muchas veces

. No me atreví a romper el silencio, dándome

, el deseo llenó mi ment

de mi jefe. ¡Él se convertiría en mío! Y como su esposa prácticamente lo

a razón en algún lugar de las profundidades de mi mente. Inmediatamente

ión, Edward cerró la puerta y se volvió hacia mí con un extraño brillo e

una mujer en el mundo que me pu

e se hundió sobre mis piernas hasta el suelo. Me acerqué a Edward, admirándolo y sin creer lo que veía

y no me agarró por los hombros, sino que sólo observó mis acciones. Toqué su cuello con mis labios, pasé mi lengua po

bre me mire con tanta indiferencia! Le quité la camisa, luego bajé rá

despertó en mí. "¿Entonces dices que te gusta el sexo?" Me

e ya no le presté atención al propio Edward. Mi tarea era finalmente levantar este órgano indiferente, y después de cinco minutos ¡lo logré! Comenzó

r rastro, y parece que a mi jefe le empezó a gustar.

Edward se volvieron rápidos y agudos. Las lágrimas aparecieron en mis ojos, no había aire que respirar... ¡Me llenó c

er sin precedentes sobre él. El hombre sostuvo mi cabeza y se quedó así, con su polla en mi garganta. Respira

re fresco y tosí. Mi garganta empezó a doler mucho. Edward se

o la dureza y la impetuosidad en el sexo, amo que me obedezca

ertada, tomando

veré esta noche. Hay algunas cosas que debo

mirada expresiva antes de irse. ¡Me di cuenta que hoy obtendr

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