Bajo la mesa del jefe
impié completamente. Al darme cuenta de lo que quería decir, tambi
gustó, sólo me insertó su pene un par de centímetros, y yo ya estaba llorando de dolor y malesta
a esos sacrificios. Me gustara o no, le daría mucho placer a mi hombre, l
el control remoto del televisor. Una vez más, aparecieron programas e
Inmediatamente tomé una posición sexy, ba
nseguida: el día de mi
pesada en mi pecho. "En la próxima media ho
e acercó a mí, quitándose la chaqueta y la camis
go. Yo obedecí. Levantó mis manos hacia los barrotes de la cama. No podía girar la cabeza
sante, pero no había estado atada antes y la falta
o más que pudo. El rubor inundó mi rostro por la mera idea de qué tipo de vista se estaba abriendo ahora par
ropias bragas mojadas en la boca, comencé a fluir con mucha fuerza de forma inesperada. Edwa
rentemente, Edward amaba con más fuerza, y sus movimientos bru
n su mano fuerte. Mis ojos comenzaron a oscurecerse, pero sus movimientos me impidieron perder la cabeza. Y estaba como al borde del
ue la polla de Edward se moviera repentinamente hacia mi trasero. Cuando
a para relajarme, y puse mi atención en ello. El placer empezó a llenarme, y cuando Edward intentó entrar de nuevo en mí
empezó a gustar un poco esta sensación inusual. Edward aceleró y yo me
esató. Me tomó un tiempo
s? Preguntó Edwa
¿Gustó? No creo que esa descripc
. Inusual.
, quizás, aprenderé a disfrutarlo, pe
ó con sat
é sabes de sexo sin límites? ¿Quizás sabe
sorprendió el hecho de que un hombre tan g
té lo primero que
Dijo Edward. "¿Puedes
hecho famoso recientemente." C
¡Elvira, no me
ta literatura?" Pregunt
ad, es mucho más versátil y resistente. Y no soy un pervertido sádico, no tengo una Sala Roja. Tengo mis propias peculiaridades
mente. Luego se
que hayas leído l
Pregunté. "Estoy muy i
sexo que antes no conocía. Sobre los miedos, los complejos, la rigidez, la desconf
muchas barreras psicológicas que impiden
l final, nuestra conversación se convirtió en su mo
comencé a quedarme dormida