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Seduciendo a la repostera

Capítulo 3 Mujer al rescate

Palabras:1940    |    Actualizado en: 19/06/2021

ó a Rossalyn, evidentemente no

n urgencia intentando calmarlo - ¡Alguien puede ayudarm

o sujetándole la

oz apenas audible y en ese insta

dad se movió y dejó que lo ingresaran al consultorio, a partir de ese momento ella perdió la noción del tiempo, no la dejaron ingresar con él y de cierta forma eso la molestó, no era pariente suyo pensó, pero

Y b

stá

emente ti

la he

l en la cabeza, por suerte no se ha roto ninguna co

ente, porque su padrino inten

ber que no tendrá nin

o ella mira

za quedará cubierta p

so sería rele

u "amigo"

o lo encontré accide

esión creí qu

o humanitaria, ¿quién se p

porque cuando le dé de alta ne

ás que se qu

s que en mi casa no hay espacio porque Yaz

evio aviso con dos huérfanos desamparados y su padre no le pudo decir que no

diminutivo cuando quería persuadirl

nos parientes o amigos aquí, y hasta que pase la tormenta no podré pedirle al sheriff que vaya a recuperar sus cosas

enas - está bien - pero solo hasta que

tormenta, luego puedes llevarlo a descansar, lo

o de la memori

a físico por el accidente o solo psicológico, muchas personas olvidan para

que espera

a de su bajo abdomen en donde sobresalía una línea de vello que sin necesidad de mucha imaginación sabía dónde iba a parar, no seas pervertida se auto-recriminó, su fuerza de voluntad ganó y dirigió su mirada a su rostro, ahora que lo tenía limpio se le podía notar una barba sin afeitar de al menos dos días, sus cejas eran bien definidas y la nariz pequeña, sus labios sin embargo eran pecaminosamente carnosos, llevaba un corte de cabello formal, parecía un abogado

tiempo exactamente piensa

dos o tres días, depe

se tipo de atención ¿p

tendemos las urgencias, ¿quieres que lo

a que tuvieras claro que no soy una e

e el oficio, pero Rossalyn era demasiado sensible a la sangre, siguió di

lujo de perder dos

lo trabajadora que eres, además es por una buena causa, tú siempre estás h

ero solo lo haré porque me

o llevaré con los enfermeros en la furgoneta, así no tenemos qu

para prepararle un luga

que le gustaba llegar a casa y ver todo iluminado, pero últimamente el clima era inestable, y sus ventanas ya eran viejas, a veces filtraban cuando llovía, al menos había acertado esta vez, se dijo, al ver que su hogar estaba intacto, al menos nada se había roto, pero igualmente parecía que una catástrofe hubiera ocurrido allí, todas sus ropas estaban tiradas por la sala, se moriría de la vergüenza si un extraño viera sus tangas extendidas en el sofá, empezó a arreglar la sala pero aún le qued

ver que ya habían pasado al meno

presura a abrir, los enfermeros ingresan con la camilla plegadiza y ella les indica la dirección por donde deben ir, depositan al hombre todavía dormido en su cama, que ahora extrañamente parecía muy pequeña, tendrá que contentarse pensó, recibió las

peligro para nadie - dijo riéndose de s

staba en el horno, mientras aguardaba a que su torta de batata dulce con su ingrediente secreto se asara abrió las persianas y vio que el cielo finalmente se estaba despejando,

iado débil para moverse, intentó levantar las piernas y a duras penas éstas reaccionaron, eso lo alivió, no estaba paralítico, sin embargo cuando qu

dio vestir, aún lle

ados, al menos n

ital o cual fuese el lugar

cuando la vio y se le ocurrió que realmente había muerto, ¿es ahora cuando me llevarán al cielo? pensó. La mujer estaba de pie extasiada mirando hacia el horizonte, tenía el cabello suelto semirecogido para atrás, la luz del sol le iluminaba

toy m

spingo, miró hacia la puerta y vio que

chos miramientos - ¿por qué te levantaste? d

sermonearle de lo tonto que había sido al ponerse de pie en su estado, empujándolo para atrás ha

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