El Color de la Venganza
chincha,
os, seis
eron a su mente al revivir aquellos años de niño cuando con sus padres y hermano compartían en los amplios jardines de
to pequeño, quién en la actualidad era un afamad
su vida personal y profesional, por eso no permitía que nadie se adentrara en su estudio. Cuando plasmaba sus ideas en los lienzos se transformaba en
sonrió al darse cuenta que la música provenía del ala izquier
ón Alain, mientras colocaba una capa transparente delgada de color sobre otra: una opaca, y por lo general clara. Su técnica y estilo único mezclaban veladuras, transp
molestaba en gran medida que alguien ingresara a su estudio sin pre
el reproductor de música. -¡Iván! -exclamó con júbilo, lanzándose a abrazarlo. Los dos se estrecharon con fuerza, al mayor no le importó que Alain
hermano, sintiendo su pecho agita
sonrisa en los labios, entonces el azul de su mirada se enfocó en los paisajes que colgaban sobre las blancas paredes del estudio. Caminó sin dejar
s radiantes. Las palabras de Iván, provocaron que su pecho se agitara, para él, su hermano
us labios perfilaban una amplia so
dos: los tubos de óleo reposaban en la primera fila, seguidos de los acrílicos. Más arriba asomaban las pinturas para acuarelas. En el siguiente estante aparecieron los frascos de pinceles, junto con los aceites de linaza, y las esencias de trementina. Entonces g
e me dará fama internacional -declaró con orgullo, tomando la mano de su hermano,
tros padres murieron yo juré cuidarte, protegerte y apoyarte -afirmó Iván
ransformó en su papá, entre ellos había una gran conexión, mucha confianz
con el dedo índice a su hermano, entonces giró y se adentró al baño de su estudio co
zos, pero por respeto no lo hizo, sin embargo, en varios cuadros que co
su hermano al moment
-¿Quieres saber qué significa? -cuestio
ioso a espera de la r
inhalando profundo con el corazón lleno de alegría-. Claro que debes esp
stalgia, hablar de muerte le causa
hombro de su hermano-. Más bien dime ¿cuándo me vas a p
les ojos brillaron, pero no mencionó nada con respecto a esa misteriosa dama. S
ndo vas a dejar la soltería? -cu
jeó, ladeó
ertad -comentó-, además no he tenid
las mujeres -mencionó Alain,
reír ante las ocurre
ó en una de las paredes, caminó sin dejar observar aquel retrato de sus padres que Alain, había plasmado
? -preguntó con l
ió Alain. -¿
nosotros...-afirmó, limpiando con el dorso de su mano aquellas lágrim
ogenitores; luego observó su reloj y se dirigió a Iván-. Debo dejarte, este artist
uella dama en verdad amara a su hermano, ju
n un fino estante de madera de roble, reposaban varios libros que su padre le regaló, y que su madre solí
colocándose su chaqueta de cuero negro, su casco y sus guantes, sali
**
piscina, fumaba un cigarrillo sumido en sus recuerdos. Se sobresaltó cuando su celular sonó en s
ontré con tu hermano menor y me informa que estás aquí, en Ec
aavedra! -e
llamo para darte la bienvenida
-resopló Iván-, ll
rte. -Carcajeó-, apenas cumpliremos tres déc
. Está bien, cuando esté cerca te marc
ndió Gustavo, co
sillos en dirección a la casa, aún no muy convencido de haber acepta
**
largo de la Mariscal, daban la bienvenida a Iván, quien hace años no
se concentraban a lo largo de la calle; jóvenes conve
rrido a un par de casas más adelante. Él se encontraba bebiendo cerveza con uno
, hasta que su mirada, se encontró con la de su gr
tención de las mujeres que se encontraban a su alrededor. No pudo evitar sonreír al escuchar los mur
rte de regreso
ro quedarme un
bufete -sugirió Gustavo, procediendo a presentar
rganiza la Facultad de Medicina de la U
n problema? -averiguó otro de los ca
ganizan para recaudar fondos -informó el más joven del grupo-,
stas llenas de jovencitos inmaduros -comen
que vienen por ahí -señaló Gustavo, refiriéndo
jos de una de ellas; la chica se retiraba unos mechones de su cabellera negra,
os a sus curvas, acompañaba su atuendo una sencilla camiseta blanca, y una chamarra de piel café que hacían juego con sus botines. É
e caballero. Desvió su vista a otro lado para que él no notara su nerviosismo; tomó del brazo a
profundo, tranquilizándose, era la primera vez que Paloma, a sus dieciocho años, estaba en un sitio tan concurrido. La joven
do su mirada color chocolate a su mejor amigo-. Bellísimas -comentó -,
eñaló Iván, volviendo a darle un sorbo a su bebida, ladeando una
*
primer capítulo, espero disfruten esta historia