El Color de la Venganza
ichincha
privado en donde laboraba. Salió del quirófano, después de haberse realizado todas las normas de asepsia pertinentes. Caminó
cia voy a estar en la cafeterí
se a él, por dos razones fundamentales: era un hombre muy correcto y fiel a su esposa, y la segunda causa
su rumbo y lleg
la simpática mujer con una sonrisa en
mientras su colega: la doctora C
o -le dijo su simpática amiga,
cil. -Sonrió esperando que le sirvieran su
vó con furia la interacción de su con la colega. Llena de ira y enojo se acercó a él tal como si fuera una fiera salvaje. Sin decir nada
s con sorpresa, se
lamó, avergonzado y preocupado por su amiga, mie
doctora con los ojos a pu
o Serrano, eres mío -afirmó con aquellos ojos negros que parecía que se iban a brincar, de c
posible por sacarla de la cafetería; médicos,
, observando con seriedad a su esposa-. Si no llego a dormir es porque te
mpo que empezó a darle gol
que lo dejaba en ridículo. Sin ser brusco, ni grosero, logró llevarla al parqueadero, mientras ella a los cuatro vientos declaraba que él tenía v
a firme, mientras le sostenía de las m
sita y tú, pasas las veinticuatro horas
inhalando profundo para calmarse-. Estoy cansado, de tus constantes escenas de celos, de que me
mela, con el ceño fruncido-; pensándolo bien ya no me desagrada la idea ¿Qué mujer en su sano juicio va a querer estar con un sujeto que
bien. Él como muchos se dejó deslumbrar de la belleza y el encanto de Pamela, quién cuándo fue su novia, nunca demostró su verdadera naturaleza; se enamoró
las ignominias, también estaban las agresiones físicas por parte de ella hacía él. Aquella mujer destrozaba la autoestima del médico, que p
avor -suplicó el
sperando para hablar -declaró Pamela
miento, sentía tanta vergüenza de ingresar al hosp
ña, Diego, que la conocía demasiado bien, estaba seguro que ella era capaz de eso, por tal motivo aguantaba en silencio todo ese martirio; su corazón se iba secando por dentro, sus sueños de tener una vida feliz junto a su familia se iban desvaneciendo día a día; de aquel hombre, seguro, fuerte, y decidido, solo quedaban despojos; tenía tanto temor de que en verdad no fuera capaz de complacer a una mu
*
n, todo aquello parecía una pesadilla, un cuento de terror, no aceptaba que ya no iba a compartir su vida con su hermano. Se había quedado solo, poseía
-se cuestionaba, gruñendo en voz alta, m
eso pensaba cobrar la muerte de Alain, con sus propias manos y hacer que la culpable pagara con su vida, presionaba el v
se encerraban por horas en el estudio del j
ano y aquella muchacha eran novios» afi
No soportaba aquel ardor que llevaba por dentro, se sentía culpable, pensaba que quizás si hu
rgue en donde procedieron a realiz
, caminando de un lado a otro, como un animal enja
objeto al que utilizó a su antojo...Ya no me queda nada, sin ella mi vida no tiene sentido, no deseo, ni conservo ganas de seguir, no tengo el valor para sacarla de mi alma, porque la llevo grabada
u corazón estrujarse al pensar que el hombre por el que ella lo dejó, era él. A pesar de eso albergaba la pequeña esperanza de que no fuera Paloma, la mujer por la cual su hermano
za aquella hoja. Mientras su corazón se quebraba en miles de pedazos, y sentimientos oscuros y sombríos
**
joven se colocaba hielo en su rostro, debido al p
su madre le tenían miedo, con aquel sujeto era imposible mantener una conversación sin que se alterara o respondier
El hombre que yo amo by Miriam Hernández» s
sa se dibujó en sus labios, suspiraba recordando sus besos, sin embargo, comparaba a su nov
llos eran humildes, y sencillos. A la joven a veces le invadían las dudas, pensaba que las personas de la clase social de su novio no se fijab
o, necesitaba escuchar la voz de él, y que de sus labios saliera un te a
*
n la más absoluta privacidad. No quería que los medios de comunicación publicaran l
atrás era la que llenaba su mundo de alegría. Presionó con fuerza sus puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos; guardó su teléfono, no qu
onocer lo que un hombre de verdad puede llegar a hacer
ván, inhalando profundo y acl
as no
-saludó Paloma. Iván resopló al otro lado d
as con algunos negocios -minti
darte -pronunció ella con su dulce voz. Entre ta
días -comentó mientras lágrimas baj
lvería, y que todo había sido un pasatiempo, un nudo se le formó e
chos días? -ave
a ciencia cierta..
me van a hacer eternos los días, vo
ucha interna, entre vengar la muerte de su hermano y el amor que sentía por Paloma, es
co cuando est
Paloma, quien abrazó su almohada llorando
utopsia, constatando que había sido el propio Alain, el que acabó c
hermano, pertenecía a su familia, por los re
o, inclinó su cabeza hacia atrás, bu
muró-, lo guardamos en una gaveta del escri
el Fiscal-, están alistando
el cadáver de su hermano, giró caminando unos pasos para caer de rodillas sobre el pavimen
las pertenencias de su hermano. -Le
o abrió, dentro de aquel estuche apareció ante sus ojos: un
s con fuerza, tratando de entender qué pudo pasar, para que tomara esa cruel decisión, justo en ese preciso momento el móvil de su hermano vibró
la manera como se terminaron las cosas entre nosotros, no vi tu llamada,
piar las lágrimas, pero era imposible no llorar, más cuando los s
ó, observando en el móvil de A
*
ítulo. No olviden comentar y puntu
que no vale la pena sufrir por nadie, y menos acabar con nuestros sueños e ilusiones por una persona que no los valoró, que no apreció su amor, es cierto, es doloroso, duele y mucho, pero piensen que no es ju
abrazos de