Enamorándome del mujeriego
nueva
ntraba ansiosa, deseaba con cada partícula de mí ser mostrar mi verdadero potencial en este último año de clases que estaba por comenzar. Aunque a la vez, una oleada de temor se ap
elicioso sabor por cada partícula de ellos; acomodé mi largo cabello castaño sobre mis ho
decir que poseía un clima templado. Aunque justamente hoy, en el que resultaba ser mi primer día de clases, una tormenta azotaba el condad
a la escuela! -pero ese era un lu
que colgaba del respaldo de la silla y la enrosqué en mi cuello como si de una serpiente se tratara. Le eché u
un ojo y caminé hasta mi cama para tomar mi mochila. La col
tiguo hogar. Yo la llamaba mi Ángel, puesto que esa mujer que me esperaba al pie de las escaleras con su cabello rubio enmarañado atado en una coleta alta, y con una sonrisa de satisfacc
e esmerarse por impresionar el primer día -me guiñó un o
, había elegido unos pantalones azules, acompañados de una blusa de manga larga color blanco, y después
xagerand
iendo de la puerta de la cocina con una taza de café en
a mueca
ocarme con esa mano -sentencié,
el trasero. Sus pupilas verdes brillaban c
lo fulminó con la mirada, a lo que el cas
iñó un ojo y retrocedió-. Diviértete en la escuela, pri
rta para que pasara. Sólo me bastó poner ambos pies en el pórtico de l
enzo de añ
.
justo ahora me encontraba caminando a paso rápido por un largo pasillo, ignorando todas las miradas curiosas de los chicos y chicas que se encontraban guardando s
, dejó de revisar los documentos que tenía esparcidos sobre su escritorio y me observó sobre sus gafas después de que me aclaré la garganta para llamar su atención. Cruzó sus manos sobre la montaña de papeles que estaban frente a ella
o al direct
irma, escaneándome de ar
eño asentimiento y le sonrío de manera amigable. El ser sarcástica había quedado
ia una puerta al fondo de su oficina, e inmediatame
de pena por ella al dejarla atrás encerrada en su mundo lleno
se encuentra una pequeña mesa, donde una cafetera está terminando de chorrear el café. De pronto siento como mis dedos pican, aguantando la tentación de ir hasta ahí y
ada por la cantidad de cuadros con títulos que cuelgan en la pared detrás del escritorio; licenciado en matemáticas, maestría en ps
os expedientes juntos. Uno tiene el nombre de Sky Blue... sonrío, es un gracioso nombre para una chi
caoba que está fabricado el escritorio, hasta posicionarlos sobre mi nombre, muerdo mi labio inferior mientras trato de abrirlo para echar
ntextura gruesa y de mediana edad, viste de saco y corbata y su ceño está fruncido. Lo que me hace preguntarme
se en su cómoda silla. Apoya sus codos sobre éste y suelta lentamen
na voz demasiado fina para s
o de manera audible, sintiéndome aliviada, al
ano izquierda, mientras espero a que el director vuelva su atención a mí. Lo revisa pacientemente durante unos minutos, hasta que con un gesto cansado lo cierra y lo
fijamente-.Veo que tenías buenas calificaciones en Los Ángeles, antes del año anterior... ¿Qué pasó? -recu
sólo me limito a contestar lo que tení
mal año -
te el lujo de continuar con bajas calif
e darle la bienvenida a Johnson High. Le agradecería que no se meta en problemas. Tengo mucho trabajo con cierto adolescente -bufa con fastidio, poniendo los ojos en blanco. Doy otro asentimiento; estaba segura de
so mi horario. Literatura era la primera, sonrío para mis ade
pie-. Hay una deliciosa taza
cafetera. Respiro lentamente evitando poner los ojos en blanco, será gen
", provenir detrás de ella. Me apresuro a salir y cierro la puerta de un golpe. ¿A quién se le ocurri
mira descaradamente, arqueo una ceja y le doy un vistazo, si él me mira, supongo en que no había problema en que yo lo hiciera. El chico luce una camiseta azul del equipo de f
de disimular al estudiarme detenidamente. ¿Acostumbraba hacer eso siempre? Toco las puntas
a puerta, con su dedo índice-. Antes de abrir esa puerta -su voz sue
recho, cuelga descuidadamente su mochila, y pareciera que a él no le importa que ésta estu
hico, y menos cuando éste me había observado como si tratara de ver mis órganos, pero gracias a que el director fue tan amable en querer acom
do. Muerdo el interior de mi mejilla observando hacia los salones de clases ya abarrotados de estudiantes; ruego en mi interior que por favor no me llegase a encont
poyando ocasionalmente su pie derecho en ella. De pronto pienso que a ese chico le gusta que lo
-lo observ
por mí, sin un atisbo d
b -re
quitarme la mirada de encima. ¿Cuál es su problema? ¿Tengo un gr
s de girarse y caminar en dirección opuesta a la que veníamos. Me quedo perpleja, ob
con una amplia sonrisa que parece más bien
nto chiquitita en ese momento, nunca me había gustado ser el centro de atención, detestaba con todas
tros -insta la mujer, haciendo un ade
e. Viste una falda hasta su rodilla, una camisa manga larga de color rosa y unos zapatos de tacón de lo cual estoy segura que yo no podr
e su nariz y siguió observándome a como lo ha
fuertes latidos de mi corazón a causa de los nervios. Odio las presentaciones, nunca he sido buena en ello. Podía recordar
tir que nunca antes había visto una clase más sil
o del salón, mientras que otro se echaba a reír a su lado. Sentí cómo el r
uiere dar su primera visita a la oficina del director -amenaz
anté mi mirada, sintiendo de pronto como unas ganas de estrang
ammy ahora mismo por mi excelente presentación. Yo misma me doy lástima en ese sentido.
ar las sonrisas burlonas de muchos de los otros que se le unían en ese momento.
elve a hablar el rubio, mientras que el
voz de la profesora, quien ahora se pone de pie-. No voy a pe
no. La profesora resopla acomoda
me. Me sonríe como si nada hubiera pasado y me guiña un ojo. Pongo los ojos en blanco. Definitivamente me equivoq
lama la p
go cabello negro y rizado, elevand
rida -me dijo, dándome un pe
a chica que no dejaba de hablarme con emoción, mientras yo intentaba conc