Guerra de princesas
era compartida en las plazas. Todos celebraban la proclamación de la próxima reina, ansiosos por saber a quién había elegido el rey antes de s
stir; guardias ceñidos a sus uniformes con nitidez; así también, columnas de mármol, cuadros finos y piso pulido. Cabe mencionar que en cada rincón se podían vislumbrar repisas con flores aromáticas, esculturas talladas a l
imismo cada princesa se encontraba colocada en su lugar acorde al orden de edad y estatus. S
general Arturo Ram y sus tres hijos; sentados de mayor a menor
princesa, Luna Culliver y la séptima princesa, Darah Culliver. La tercera princesa, Lorein Culliver no es
contrara una solución-, ya nada podemos hacer si el rey no coronó a una de sus hijas ni tampoco dejó por escrito su decisión de quién heredaría el trono; lo
l consejero y le pasó un rollo de hoja Frae, un papel delicado y valorado, donde
a de mis hijas legítimas; hijas de la
tanto, nivel bajo de status entre las princesas, se mirab
mos que una princesa legítima debe reinar, entonces, la primera princesa Mara Culliver de Ram debería ser nuestra próxima reina. Todos han sido testigo de su gran sabiduría y gen
satisfacción en el rostro de Darah hervía la sangre de sus h
e Lorein Culliver, tercera princesa, hija no legítima del rey. Ella caminaba erguida como de costumbre, con
Ella y su hermana no tenían una buena relación y Darah trataba de evitarla y mantenerse aleja
con expresión triunfal, seguida por el conse
Su piel blanca hacía contraste con sus hermosos labios rojos, sus ojos esmeraldas eran hipnotizantes, sus pechos mostrados por un escote sensual que captaba l
ión, pero mi hermana Mara no
enó de murmullos por lo q
ede refutar. -El principal de la ley
leyes de Andaluz? -Lorein sonrió triunfante,
la seguía con la mirada mientras ella caminaba por los alrededores, con
e asintió con ojos brillosos, ese hombre parecía su perro f
stá casada con un hombre noble que la represente. Entonces, deberá casars
de la ley y los reglamentos de coronación y gobierno. Murmullos y discusiones llenaron el lugar. El ambiente s
su hermana con mirada desafiante, más la pelirroja sonreía con
ermana mayor, Arturo Culliver Ram, no es de la r
en el lugar. Darah saltó de la mesa y ar
alogía del general Ram. Después de la ardua revisión, todos regresaron al sal
cifrar por su expresión si tenía buenas nuevas. Él se paró en med
ser coronada. Es nuestro deber ahora, elegir a la mejor candidata entre las otras seis hijas del difunto rey Culliver. -Hizo una pausa y todos gritaron a una: "¡Viva el rey Culliver!". Después de mirar a todos los presentes, el consejero principal continuó-
empezaron a aplaudir. Darah se acercó al consejero con cara de es
a princesa elegida
independiente, fuerte y valiente. Ella había demostrado que una mujer era capaz de hacer lo que se pr
estro reino por una estúpida ley sin fundamento? -Ella emanaba indignación y rabia. Una risa burlona l
tos, pero sí se la encontraste cuando se leyó que solo las princesas legítimas pueden ser coronadas
acarla de la jugada, pues su tercera hermana como reina, sería una desgracia para todos. Y como sus
en coronar a una de ellas o por lo menos dejar su decisión por escrito. Lo peor de todo era que tenían tres reinos de enemigos y que estaban atentos a ellos, buscando cualquier brecha o debilidad para destruirlos. Miró a su primera h