Macho de Moscú
nes en las baldosas del piso, tratando de distraerme del pensamiento de mi vida tonta y su actitud injusta hacia personas tan informales y misera
!" Empecé a
amable?"
al, ¡te pedí que nunca
cabello se me metía en los ojos, impidiéndome ver a mi alrededor. Aunque sobre todo me cabre
alisó mi cabello. "¿Qu
n escalofrío recorrió mi cuerpo y me rendí. Me rendí a sus labios secos, que me acari
separarme de él. Para poner fin a lo que me atormenta no solo en
está bien, cansado de esconderme! ¡Solo quiero quedarme dormido y no de
miró a los ojos, pero
n y no entendí completamente quién era, pero
eneces! ¿Quieres irte? ¡
emblando de sollozos, mis nervios estaban destrozados. Pero a él
erpo tembló de ira, sus venas se hincharon y pe
era él y quién era yo... Era completamente diferente a las personas que prestan atención a los demás. Era u
ndo lo vi. Edward era un verdadero representante de ese jov
bre su personaje, que inclus
nunca lo sabré... En otras circunstancias, él nunca
ea con mi madrastra, terminé cerca de su entra
en la calle. Me sentía tan mal y solo que vagué po
en rato y miré la puerta de hierro de su entrada. Probablemente, en ese momento yo estaba completamente inconsciente de lo q
é tercamente y me congelé. Me pregunté: ¿Por qué quiero verlo? ¿Por qué lo
ndo de repente vi que alguien salía por la entrada y sin siquiera tener t
ve? Si pregunta, ¿qué estoy haciendo aquí? Oh,
nte loco. ¡Me bajará de las escaleras! Me odia. ¿Quién es él y
¿Por qué estaba tomando este maldito tiempo? Probab
¡Quería huir! Siempre huyo de los problemas... Pero algo dentro de
e casa, no tomé bufanda ni guantes. Y el clima era asqueroso... Siempre me olvido de todo. No sé por qué nací tan idiota. Pero Edward es de una raza diferente.
en que quise dormir. Es estúpido, no me sentía así en casa tran
rodillas. El corazón saltó fuera de mi pecho. Como si una voz en el interior e
contraba aquí. ¿Qué diría? ¿Y podría responder en absoluto? Las gana
nuevo edificio residencial, floté l
entregar el nuevo edificio, ¡pero las personas
los ojos. El reloj que me regalaron para mi cumpleaños marcaba las sei
murmuré a la señora
calentarte, hace frío en la basura? ¡Eh! ¡Hay que tirarlos a todos, de u
al era que ella no me tiró a la calle. Vaya, qué repugnante, pero
ado inesperado, como si estuviera dormido y continuara soñando. Pero era la realidad. Sal
das, tanteando la llave. Su figura alta con un abrigo beige claro y pantalones negros lo hacía parecer un tipo duro, cantante
de la entrada, me hizo estremecer, Edward rápid
ije que me
en un manojo de nervios. Por alguna razón esperaba que el destino me sonriera y que él no se diera cuenta de mí
los destinos? ¿Qué estás ha
ngua literalmente se pegó al cielo y n