La Biblia de los Caídos
á el futuro. Se aprecia en la particular sonrisa qu
risas, pues eran sus palabras
la misma expectación de todos los que acudían a su consulta. Independientemente de sus motivac
e aislarse por completo de la atmósfera festiva que acompañaba a todas las ferias. Cada puesto tenía su propia música, los feriantes ofertaban sus atracciones o sus me
bros en las estanterías y muchas figuras colgando del techo, casi todas de animales exóticos, como dragones. Observaron durante unos segundos la fiel representación del firmamento no
idas -di
a morena-. Veníamo
co está enamorado de el
le dio u
ertida-. Sentaos y vere
El amor suscitaba la mayoría de las consultas que recibía, y e
adas por el amor y las cuestiones económicas. También había gente interesada en la vida después de la muerte, pero en general nadie albergaba malas intenciones. Solo en un par de ocasiones, Sara tuvo que negarse a atender la cons
vela blanca, alargada y gruesa, que descansaba sobre un platillo cubierto de pétalos de rosas, cuarzos y monedas herr
ver el futuro? -pre
misterio-. Es un arte complicado y requier
creo en estas cosas. Solo la acompa
ta. Le da vergüenza admitir qu
no quería venir
daros -dijo Sara-. Carolina, dame tu mano. Ext
rcaban la joven palma de Carolina. Repasó c
ó a decir Sara sin despegar los ojos de la mano de
-le corrigió Carolina
esto es un timo
s-. Habéis discutido hace poco. Fue una discusión muy fuerte, pero os queréis a p
ució mi mejor vestido antes de la fiesta y yo le destrocé
o acabas de dec
ió el co
rido un accidente recientem
Carolina muy contenta
zando la cabeza y mirándola a los ojos-.
ina a
o le gusto y si a
errumpió Marta-. Nadi
acaba de adivinar? ¿
ero no me lo trago.
ta necesito algo que perten
niéndolo sobre la mesa. El humo de la vela iba ganando densidad poco a
lo ve
o y cerró los ojos. Esperó unos segundo
sto? -pregun
-dijo Sara con un le
a? ¿Hay algún problema?
dó en re
ue una caída...,
, visiblemente sorprendida
escalera. Se pondrá bien, ¿no
ió una pierna -la
respiró
isto su pierna rota? Alucino. -Carolina le dio un codazo a su amiga
por vuestros hijos? -dijo una voz
taba su figura bajo una gabardina negra que le llegaba por debajo de las rodillas. Calzaba botas altas de cuero, oscuras y silenciosas. Tenía los ojos entrecerra
? -preguntó Ma
odo el rato? -qui
lizada por la sorpresa. Iba a deci
reguntas a Sara por el nombre de tus hi
No ent
se corresponde con la de tus sueños. Luego por la luna de miel y te ahorras darle vueltas a los posibles destinos. Ya pue
que no podía saber.
uelta. ¿Qué te parece? No, espera. Eso no funcionará a menos que le traigamos una de las bolas que ruedan en esa jaula gigante para que la toque... ¡
jaba un desconocido con tanta dureza, sin tregua. Sara comprendió
yudante -mintió, intentando tranq
-Su mano derecha desapareció entre las sombras de su gabardina y vol
ada. Marta la siguió pero cogió primero los
interrumpirme? -se enfadó Sara en
solas con un desconocid
tienda quedó iluminada por la escasa luz que derramaba
ay miles de personas en la feria. Y no te tengo m
tiempo y necesito con
e par
por una sol
No sucedía lo mismo con sus ojos. Eran grises, como su pelo, y aunque no brillaban, se adivin
imero el... -Sara n
la mesa. Sara los tocó. Eran dos billetes auténticos de 500 euros. Su situación económi
fijó en que los tacones de sus botas n
cho tu nombre
nte la pregunta q
es cómo
nes
dor en el desconocido, pero había algo que la mantenía en guardia. Ese hombre tenía
rregulares, como si fuera el resultado de una chapuza. Sara lo eludió y se
ez, como había hecho en tantas ocasiones. ¿Cuántas manos habría leído en su vida? Miles, sin duda.
¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes ocultar tu nombre? Y no me mientas. He leí
de mi pasado aunqu
tar derribar un muro a puñetazos. J
absoluto.
tie
ía juzgar el estado de ánimo del desconocido, pero esta
na farsan
entado algo. Pero tenía que compro
es reparó en algo que la asustó un poco-.
ufici
o le hubiera oído? Sara se sintió
saber quién eres o
bre, pero me
o, un cuento q
o hablar de m
naturaleza. Bobadas. Conocí a otro que se hizo pasar por el Gris. Era un indigente y contaba historias para mendigar. Incluso una vez vi a un niño nor
as que no pueda
e es porque n
usta esa
arme alguna pr
nde la
. Sara no vio nada fuera de lo normal y se lo indicó con un gesto lleno de desdén. E
un salto inv
elo
qué asustarte -
ad! ¿Qué quieres de mí? Sé
inmóvil, sin refl
s las habladurías resultaron ciertas y descubrió que le incomodaba estar a solas c
-. No he venido para nada que hayas
onado como una niña asustada y el Gris no había h
aran a un demonio. Haces tratos
Es mejor que veas por t
ntien
un puesto en mi equipo.
oy a involucrarm
Gris-. El bien y el mal son re
acionados con temas sobrenaturales. La curiosidad natural de la vidente bullía de emoción en su interior, pero necesitaba tiempo para asimilar que
podía desecha
ue llegaste a pelearte con él -dijo Sara-. No q
visto
gún
No son como imaginas, y lo que hayas podido
la emoción de escuchar a una persona que ha est
nto. Entonces, ¿por qu
qué h
escaleras. Lo viste al exam
los ojos, s
o lo
, ¿es eso
biera dicho. Era por su b
pió la pierna mientras estaba con su amiga, que esa otra chica que la acompañaba y fingía ser su amig
labios. ¿Cómo po
dicho era para ev
Tiene que aprender, que experimentar
ue ya lo sabes todo, dime por qué
abes perfectamente de qué va todo esto. Mi grupo investiga todo lo qu
uerzas, su instinto se lo exigía. Tal y como había dicho
voy a acompañar a alguien tildado de demonio. No voy a romper el código. Por no hablar de tu presentación, por ejemp
me da exactamente igual. Voy a tranquilizarte en un aspecto. No tendrás que romper el código, de eso ya me en
o di
o no implica adoptar mis creencias, eres libre de pensar y actuar como qui
qué ganar
as dudas insulsas de los humanos es lo mejor que puedes hace
si no se consideraba un ser humano. Todo
der el tiempo -se defendió-.
Sacó una tarjeta y la dejó sobre la mesa-. Si te interesa, pre
e espaldas a ella, pero no se volvió. Sara solo veía una capa
terminemos podrás decidir si confías en mí o
lgún ángel? -
llevo muy bien con eso
ata? Quiero saberlo ante
giró, la mi
matar a u