La Biblia de los Caídos
o. A quien sí guardaba un respeto considerable era
ndo sobre su espalda y sin advertir siquiera a quienes tropezaban en su camin
os del suelo. Varias antorchas inundaban de luz la sala, antorchas que nunca se consumían, que ardían silenciosas. Una sección de la pared era un espejo que llegaba hasta el techo, y en el que solo
ad de formas y criaturas. Cada vez que visitaba el templo, Miria
cualquiera imaginaría un ángel. Si permanecía inmóvil se le podía confundi
escendió con un suave salto que apenas leva
dilló y aguard
sión para ti
amada en cuanto la he recib
asintió,
Gris al templo,
mala señal. Al instante quiso saber más, pero prefería no preguntar directamente, a Mikael no le g
ctual cometido. Me han ordenado investigar unas
se mantenía quieta, consciente de que si andaba, sus pasos levantarían ecos entre las paredes, al contrario de los del ángel, qu
y perfección. No era frecuente que interrumpieran una misión
Gris. No se le ocurría una estupidez más
ré. Puedes c
ave se reunirá entonces y el Gris va a comparecer ante él.
unían en ocasiones de la máxima importancia. Se rumoreaba que la última vez había sido hacía varios milenios, para solventar un asunto de
e ver con la mu
ar y la atravesó c
o, efectivamente, ese es el motivo que le t
terminaba de entender cómo había podido matar a un ángel. Era sencillamente imposible. Sin embargo, las malas lenguas c
abía podido asesinar a un ángel, no le
re cumplía el código, eso era lo bueno de su trabajo, que n
qué me habéis enviado a por él. ¿Qu
a de las cualidades que más apreciaba de sí misma, pero aun
desprenderse de su sonrisa-, me