La Biblia de los Caídos
con delicadeza, con suavidad, con fluidez. Los movimientos eran precisos y, al mismo ti
ón grueso. Atravesó el recibidor en un suspiro y llegó a la escalera.
nde
escultural silueta, arropada por el vigor de la juv
tu hija -resp
cuerpo. Aunque ella era alta, su cara quedó a la altura del pecho de él, así que tuvo que alzar el ros
el Gris-. Voy a evaluar el
ro yo no quiero que lo hagas. No confí
so atrás, se sepa
blar con Mar
o, si tú le dices que has examinado a nuestra preciosa hija y que
habría de
razón suficiente? ¿Necesita una madre dar expli
atar, sino al demonio de su inter
es alma. ¿En qué te convierte eso? Yo diría que en un cascarón vacío, incompleto, incapaz de llenar su interior. Eso
se acost
r de una mujer? Tus ojos te delatan. Pero no tiene por qué seguir siendo así. -Elena dio un paso y se pegó a él. Entrelazó las manos en su nuca, envolviendo su cuello. El Gris notó el peso de sus pechos contra s
ntreabiertos. Se apretó más c
trofeo para cualquier hombre. Pero tú no me deseas. Únicamente te ofreces
-preguntó con un des
aceptar
ablaba de acostarme contigo! No tienes alma, pero piensas igual que todos. No te ofrecía mi cuerpo, maldito estúpido.
así. No es
o los r
ó con atención. Hablaba
s, ¿pero me o
Un sacrificio por sa
o perjudicarla? ¿No te preocupa
n furia-. Hay exorcistas, ángeles, brujos. Pero no sé de nadie especi
ar con ella, solo un par de preguntas.
orció e
ro te acompañaré. No te
*
os ojos desencajados-. Me va a
emibles fauces de una de las bestias más poderosas de la tierr
prendió co
in hacer el payaso
ejó de
e oro. Le gustaba mucho esa estatua-. El ambiente estaba un poco carga
No había visto sonreír a Álex ni una sola ve
n de oro, lo frotó con la manga de l
ro aut
ubrayó Mario Tancredo con aire altiv
cedió y son
fado para poder pagarlo? Seguro que es oro de la
nsinúas
o de aspecto confortable-. Nada en absoluto. Yo no insinúo, no puedo, es por mi maldición
venir, rebajar la tensión que sin duda generaría
ó los labios
millonario sin inmutarse-. Supongo que solo ere
l sillón con un gesto de aprobación
entro de la ley el mínimo indispensable para forjar su imperio -dijo sentándose y acomodando la espalda-. El cl
e, le salía con toda la naturalidad del mundo. No debía ser mucha la gente que podía hablar en ese tono a Mario. Seguramente el
ce años tendría la serenidad suficiente para plantar cara a Mario Tancredo, por no hablar del co
tranquilo-. No importa. Un niño no me puede hacer perder la compostura, pero si crees que
na desde la que observ
o me extraña que tenga que vigila
se sor
ndo lo que hace, tendría que ser un imbécil para no darse cuenta. -La idea no
nterior de Álex. Apretaba los dientes y
el problema del exorcismo -propuso
e defendió Diego-. El Gris me
ario-. ¿Crees que un demonio ha poseído a mi hi
fierno cultivan algún tipo de arte? Podría llevarles algo cuando vaya
e hacer el bufón?
irse a ninguno en particular-. A lo mejor mi muje
ó Diego-. Dejadme interrogar al
urró Sara-. Puede que responda mejor a las preguntas s
iviada. Diego cruzó la mirada con la de Mario y dijo-: Cuénteme, señor Tancredo, ¿có
ma, se tomó su tiempo
equilibrado, guaperas. Quiero que eches a este niñato de mi casa o lo haré yo. Le daré
grupo. Dame un segundo. -Se inclinó sobre Diego y endureció el tono de voz-. Estás complica
hos enemigos y es posible que alguno de ellos tenga algo que ver con la
un momento pa
es ra
chilló Dieg
do. Tardaríamos años en averiguar s
tra razón para o
o por su propio hijo. Era una noticia financiera, pero cargada de una gran dosis de morbo que la hizo muy popular en los medios. Sara no entendía cómo alg
do la mano por su pelo negro-. Pero no darás c
sentó mal l
ntentar resolver este asun
igue Sara. Par
tarle y ya está! Tú déja
umpió la peq
demonio y lo ha metido en el cuerpo de mi hij
poco estúpido -concedió Diego-.
migos con solo ocho años -intervino Á
ba lejos de cr
ea que se puede con
odos, hay organizaciones financieras controladas por demonios y otras criaturas. Tal vez ha
tido tu cabeza en el infierno para que dejaras de tocarme las pelotas. ¿Imaginas cuánta gente pensará de un m
o de dar con una solución, no vamos a abandonar a esa n
u culpa ensombreció su rostro. Sus hombros descendieron perceptiblemente.
eriría una botella de agua mineral, gracias. Y una pieza de fruta. Si pued
-dijo
rdar la botella. Luego lo pensó mejor,
o el Gris se enfada conmigo por no interrogar a fon
deó, tomó u
solo
do con alguna d
eprendió Sara-
e mirar al multimillonario-. No irás a creer que
l niño empieza a caerme bien. Me habla de
son
conoces. Es el mayo
fueses a terminar en el infierno -dijo Die
n importantes?
lantó en la
es importante saber si Silvia tiene hermanos. Normalmente
la pantalla y contestó-. ¿Sí?... ¿Qué haces en la puerta?... Pues el sistema de seguridad cuesta un riñón como para que se estropee la cámara... Échale. No he pedido ayuda de
! -gritó Diego- Pregú
miró ex
o nuestro -
lonari
su abogado, y luego se dirigió al grupo-: Bien, s
a vio preocupación en sus rost
cillo... -empe
niño-. Y viene a ver si pued
los labios. Sentía que n
prisa. -Y colgó-. Espero que esto se aclare pronto. Ya viene vuestro amigo con una mu
l corriente, pero ambos parecían inquietos. Evitaron deci
la y cayó al suelo de bruces. Una mujer rubia le ayudó a incorporarse. Vestía una chaqueta de cuero larga, que le cub
tambaleándose levemente-. No soy bueno con un ce
corriendo hacia él-. ¿
a mantener el equilibrio, aunque con cierta dificultad, era mucho más
cosa -le contrarió
r -dijo Plata-. No te c
iento, tío -confirmó Diego-. M
puño y cayó de nuevo al suelo
n rato -dijo el niño-. Ahí
lata-. Una cosa. ¿Qué t
n ojo mientra
. Tu expresión es un poco estúpida, pero n
sé
y bonita, demasiado, podría ser la pareja perfecta de Álex. ¿Todos eran modelos en aquel grup
stamos en mi casa. Y me vais a explicar ahora mismo
No quería ni imaginar la ex
muy útil, y trae suerte. Miriam es una centinela, te alegrará que haya venido
ela. Fuera lo que fuese, beneficiaba a Mario, a juzgar por la expresión
de aprobación-. Excelente. Me sentiré muc
r él -aseguró Miriam-. He veni