¿Y si Digo que No?
ha Ma
y eso me pone en una mala posición. En la sala están Eliam y Aileen, mis hermanos. Ello
urrucándome en el sofá
s transportándome
escubro el cementerio municipal. Miro a mi alrededor donde la tierr
structura amenaza con enterrarme, y en un arrebato logro s
onde una pregunto no hice. Minett
a la fosa en la que estaba. Cae sentada sob
lo menos un
s sale un gr
eza? -pronuncia E
ileen deshaciéndose del con
n genuina, un aspecto considerado por parte de dos niños que les cuesta empatizar. Ellos se si
iernas en el sofá-, Minett contemp
.66, corta su cabello hasta el hombro y se ejercita
rogarte para que la expulses de tu círculo social
enes todo mi apoyo, pero si esa inepta te hace daño de nuevo no po
e los genes sean aún más fuertes. Después de una charla motivacional con los pequ
dica Gil, la segunda portera-. Las clases
uasión. Me veo derrotada cuando ella amenaza con decirles a mis pa
rda. Fue un regalo de Feicco en mi último cumpleaños. De m*
icieron, nena? -interroga Hungrí
e digo uniénd
es Dissa demostrando el in
ares, y eso produce un rebote en su largo cabello negro aportándole elegancia-, podríamos comer
ixiante. Me interpongo entre ellos aminorando el mal clima. Observo cuidadosamente como ella encorva su espalda, aprieta los puños a los lados y se acerca a él. En c
ría concentran sus energías en llegar a la casa y en sos
tenue de Aleka. Rompemos filas dejando nuestras pertenencias
ículas encima de la mesilla. Mientras encogemos parece
ett envuelta en el rosa de Bombón-, tienen de todo
a su boca un Dorito-. Si no es de Disney
ación, los demás cedemos porque están en la capacid
tra la saga de magia más tediosa que he visto, p
Feicco me distraen-. Se visten dist
la costumbre de ver las producciones cinemato
iste hace un par de mese
acomodo y noto que Minett ojea a Feicco. Nuestras miradas se cruzan, el temor que chispea en su iris me pesa. La película queda en segundo plano por la
ncionados anteriormente se alejan del grupo ya somnolientos. Len
uaje que emplean me asquea en su totalidad. Discuten sobre un pasado del que no
iga a mis pies detenerse. Cuando me aproximo a él estornuda sin parar. Miro a todos la
on frenesí. La velocidad que usa al
paraliza y me toma por los hombr
brazos intranquilo. Deja caer su pes
nie arrastra a Feic
i como de un momento a otro las c
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Urban romance
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Hombre Lobo