Dos mil voltios
sita semanal y le enviaban cartas y fotografías casi a diario, pues sabían que la muerte del ingeniero fue un accidente y Moki pagaba lo preciso, sus hijos y mujer confiaban en ello, ansia
junto a él, Diego lucía alfeñique, aun si estaban sentados uno frente al otr
a la policía tras asesinar al médico cirujano, hacía cuatro años, se negó a hablar siquiera con su abogado y su única declaraci
nmovió al asesino lo suficiente para que siquiera contara su versión del crimen, tuvo que v
Diego, traía el cabello suelto sobr
prisión de San Quin
el turno
ivir en Lacarosta, no cre
lte es bueno
en la celda, Diego, en el día e
con una sonrisa fingida-, aún fal
libertad condicional, se podría solicitar con base en
nenito precioso. -El abogado relajó su gesto y extrajo del bolsillo interior de su saco, un papel doblado y de éste, una fotografía-. Cumplió c
l, muchos niños, gritos, dulces y globos, le llevaron muchos obsequi
se parece t
to es
s planes que teníamos? -El visitante asintió- Todavía sueño con eso, todo está aquí en mi cabeza -i
si tú te ayuda
o mejor pa
iego, y le revelaré todo. -El reo sonrió co
fiesta, cómo vestía
familia: Moki y sus hijos, en especial Yato, a quien le confió lo más valioso y amado en el mundo para él, pese a que sólo lo conocía a través de fo
ellos resultó herido con una navaja, así que Diego permaneció en la enfermería incluso después del úl
as el médico guardaba sus pertenencias e instruía a Diego sobre las atenciones posteriores para el enfermo, notó
sucede
doctor? -Al escucharlo, el anciano le
azón, hue
a! -interrumpió
dado olor, como si hubiera una parrillada aquí mismo. -Haley tragó saliva, pareció esconder la mir
ejé escrito mi procedimiento al médico -de la noche-, Diana
ional se retiraron. Haley sudada y soltaba respiraciones largas entre los dien
ió; enseguida, el preso desandó hasta la gaveta- Pen
etos y tú, los míos. -El preso soltó una risilla y l
un vaso con agua-. Al tercer error que cometes, te lanza del último piso y si no te r
estructura se deterioró y paulatinamente quedaba en el olvido. A lo largo de esos años no hubo quejas de internos ni personal, así que el gobierno consider
onfesó luego de tomarse la medicina, dejó el vaso en
me imagino que ya te lo dijo Johnson -continuó Diego cuando Haley confirmó-. Un tipo llamado Chris lidera a los del Bloque A, t
onseguiría
o. -Se sentó en el banquillo y asom
mpañía, supe que t
dole la razón-. Insiste en b
, es como si te amara en secreto. -sugirió con
spués de que tú y yo fuimos amigos -o eso creo- dos años en la prisión de San Quintín, que seguimos callando nuestros secretos y te rechacé como cien veces, aún no puedes creer que no me gusten los homb
se levantó para adelantarse a la puerta-. Mueve el culo, Diana, ya quiero ir a comer al
on un ademán que Hal
do entraron al pasillo en que se dividían las celdas del Bloque B, donde estaban los
o Diego quedó pálido en un instante, mirand
o pase, frente a esa gran puerta doble de fierro, estaba una sombra oscura casi antropomorfa, quieta, etérea. Freddy se destran se escapó? -supuso y s
o era un hombre! -espetó, encogién
állate
a celda de Moki, quien se enderezó en cuanto el latino fue echado dentro. Al instante, Freddy acu
aún tenso, con los ojos tan abiert
Diego? -preg
i una cosa muy rara, tenía brazos larguísimos y parecía
ombre se levantó y se asomó entre las rejas hacia el primer piso y los laterales, pero no vio n
°*
ta
orma coloquial latino
utivo d
ose a la raz