Tuya Hasta El Infierno
A
staba molesto con él, también lo apoyo en ese asunto. Pero como a mí me valía una jodida lo que digieran, al final aceptaron ir a ese lugar, con o sin ellos yo me iba a arro
él también estaba al tanto de que yo no me fiaría con fac
Alan e Iván estaba convencido de que quería ir primero pe
Enzo me entrego un puto radio
, jefe ―vuelve
da fulminante ant
mierda no
o ―Tan difícil es agarrar el jodido radio y guardár
e hasta ti, sabes que una puta bala no
sea Diablo! Estuviste a punto de morir una vez, por una puta
bjeto que todavía estaba ofreciéndome Enz
es e Iván solo gira los ojos con frustración ― ¿Qué hay de
o, ya podemos a
guro era que muchos morirían esta misma madrugada. No puedo decir que lo lamento, porque la verdad no me impo
los radios desde las camionetas, a él nunca lo metía en los operativos y menos cuando se trataba de al
Leo ya se había adelantado. No entraríamos por la parte fro
n lo que parecía un almacé
ndo roza la primera bala por m
puntos diferentes, para así cubrirse. Y es entonces cuando comenzó la ráfaga de balas. Si
Iván, se encontraba del
e puta era un maldito asesino de primera categoría. Salí de allí dirigiéndome al burdel, la bodega tenía un corredor que lo
el corredor me encue
a unas escaleras que te llevan a la habitación donde se reúne la or
nos acercamos a la entrada, en ella había dos gorilas cuestionando la
uno de ellos rodeando su cuello con el filo de mi cuchilla, mientras que con mi
Antes de alejarme de ellos saque el filo de mi arma del puto cadáver que hacía en el piso desangrándose. Los limp
y sin esperar a nada apuntamos al objetivo. Mis ojos se encontraron con los del maldito que tenía tiempo persiguiendo. El malna
staban hasta la puta madre cargados de cocaína. No tuvieron tiempo de reaccionar,
―la puta ya estaba del otro lado, pues había brincado del susto, dejándolo libre para mí ―
l lugar donde estaba sentado, sin dejar de apuntarle con el arma que tenía en mi otra mano. Leo y A
buscar algún sitio en donde cubrirme, no alcance a esquivar una bala que impacto en mi hombro derecho. No le tome importan
y acabaron con los enemigos que quedaban. P
―Sin mí no puedes vivir ―agrego el
ente ―Llévense a esta porquería ―le
lan con una expresión de preoc
eando demasiado, creí que solo había s
la bala había entrado en la clavícula ―Lo que me f
o te importe eso ―respondió Iván, par
si fuera la primera o la última vez que pase esto ―dije, siguiéndol
podrías encontrar con una bala atravesada en tu jodido cuerpo, y eso yo lo sabía de sobra. Lo que lamentaba, era que a mi pequeña Fiera la había arra