La otra cara del príncipe
ODUC
ída del extenso kaganato Uigur. Las facciones no tardaron en surgir y el control de las
atrimonial y a un convenio de paz, las confrontaciones en
r cap
ue soy su hijo, le as
gim[*] desde que nació. El parto fue extenso y doloroso para la madre, pero gracias a un milagro se
tendidos. No solo lo pensaba él, sino todas las personas que en algún momento de su vida lo rodearon, y
do del mundo exterior, decidió darse una oportunidad, solo una, y
quellas paredes grises y de ladrillo desgastado por los fenóme
, estaba atormentado por un pasado que lo condenó durante toda la vida, que acabó con aquel niño tierno de
buscando una forma de lograr que su padre se acordara de él, de que tenía un hijo encerrado a miles de kilómetros
guir la salida del exilio. La luna se la susurró al oído, el búho se lo expresó con su mira
era injustificada a causa de una estrategia para allanar los llamados de las tribus nómadas de las este
que había estado con él desde que era un niño de diez años. La única persona que había
ce una semana que desperté, pero padre no ha venido
l ventanal y son
de la muerte de su
murió ejecutada por mi padre. En una mañana nublada como esta
e la muerte de la concubina Anuska, su padre le cond
e lo que persuadió a mi padre, para que
de pocos años, no tiene sentido que piense en el
rascaba suavemente una de las ronc
sin angustia mientras daba por terminado el
no salga de su cuerpo, tend
is más generosa -sugiri
día entenderlo, pues ninguno era capaz de sentir en carne propia los dolores a
aleza, sino que fue su padre quien le había impuesto aquella penosa condición. Fue el kan quien lo llevó hasta un callejón
nvertido en su medicina a falta de cualquier otro servicio básico. Sin embargo, los excesos del líquido lo habían llevado hasta el punto de intoxicarse con una sobredosis. Desde ese día,
isó nervioso, pero al ver que no obtenía una reacción, decidió cambiar de tema-¿Ha pensad
sonrió co
ontrado una. Envíale a mi padre esta misiva, estoy seguro que no necesitaré palabras para que se a
.
e debilidad, otros como el kan, sabían del peligro que podía correr el kanato, si el hijo de la concubina de li
la vida se oponía al kan, pues contra todo pronóstic
vez, nunca se iba a poder deshacer de las sombras de aquel fatídico día, un día en el que no solo
esgastantes pensamient
ha ocur
anas -contestó
me había ente
torre septentrional fueron restringidas po
silencio por unos
o? ¿El veneno sa
pero le ha dañado la vista, su piel está manchada con rosetas moradas y tampoco habla
quejidos retumbaron en su amplio y pesado pecho, a pesar que no quería verse vulnerable. Pero c
lido que no es capaz ni de soportar el peso de su
s hijos dentro y fuera de nuestro territorio c
tensidad al hombre, le advirtieron que sus palabras fueron imprudentes. El ho
ingún derecho a hablar mal de él,
anliq, pi
mbre
s otro
informes enviados desde las fronteras. Entre todos aquellos rollos de pieles, encontró uno amarillento y de poca calidad. Lo abrió con parsimonia, esperando ver uno más de los tantos informes de guerra, pero
ergamino como si de
-susurró
ver lo que le ocurría. Pero por más que le pre
lbuceó atragantado
hijo está conde
ió la pacien
ió acalorado-: Quiero a Tu
.
dad fuera de la torre. Había pasado quizá dos días desde que se había enviado el men
hombres de su padre!
o contra la piedra grisácea, se levantó y caminó lo más rápido que su pierna enferma le per
eche de usted -apremió antes de que el personal de
raci
pe. Proviene de las leng
upremo de un sistema po