Fruta Prohibida.
qué manera juego p
oviendo la cabeza, pero eso me demostraba que y
noche el juguete con el que muchas noches me he divertido pensando en él y an
na "O" y yo me sentía tan excitada qu
entos, a como movía mi lengua sobre ese aparato a cómo podía introduci
só la lengua? Así, como si se tratase de un helado de crema que se derrite por el sol. – cada apalabra que le decía impactada en su
u rostro era un poema. Era tal la excitación que le recorría el cuerpo, que estoy segura que en ningún momento se había dado cuenta que te
bservarlo, con una sonrisa triunfante. Al fin había conse
pregunta casi en un susp
ablar una conversación con él. ¿No dicen que un hombre excitado es capaz de co
con un gemido audible. Agradezco que nuestras ventanas tengan pocos ce
lo sabía, pero nada se compara con que el hombre al que d
saqué fuera del sostén, para comenzar apretarlo y jugar con mi pezó
más. Y yo no podía dejar de mirar su gran miembro e imaginármelo entrand
susurré para
de arriesgarlo todo por estar dentro mío. Pero sabía que eso aún era muy pront
lento y después fuerte ¡Ah! – mientras le relataba la fantasía, no dejaba de reproducir en mi cu
r. – suplicó y eso dibujó
r lo que acababa de hacer conmigo. Podía ver en sus ojos la lujuria, el deseo. Estaba segura que de no ser por los dos metros que
l, también me torturaba a mí misma. Deseaba alcanzar
egar a mi centro es que le pregunté si deseaba verme
mi cuerpo hacia atrás, la sensación que nos estábamos regalan
da puesta en mis manos, atentos
ón de superioridad, de dominación. Sus ojos me dejaban saber que era un hombre al que le gustaba
tir y escuchar lo mojada que tenía la zona, lo excitado que ten
nzaba a hervir y como los espasm
dedo. –
cómo se reflejaban sus intensione
ión de estar generándome placer mientras que imagino
con solo introducirme un par de dedos o un pe
con su mano y no dejaba de seguir sus movimientos. Abro mis piernas y mientras contemplo la manera en la que se está mast
mi mano izquierda sobre el colchón
usurra en t
-prometo y solo escucharme provoca en mí un
i cola para atrás. Él acercó la silla a la ventana
, comenzamos a realizar movimientos sobre nuestros miembros al mismo tiempo. Si yo introducía mis dedos muy adentro de mi vagin
a movimiento de mi mano. – ohhhh . . . – se me escapa un sonoro gemido cuando hago entrar un tercer
miré y elevé mis cejas. – e
ego. – y llevo ambas manos a mis pechos para apre
gesto caliente que provoca espasmos en mi cuerpo. – me t
en él aquel gesto y como era de esperarse, sus gemidos fueron est
de morder sus labios los cuales, juraría que están rojos y hast
decirle que no? pero sí él podía pedirme es
mi nombre al eyacular y
lo cierto es que eran pocos centímetros los que nos separaba de ventana a ventana y cómo al terminar el líquido viscos