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Fruta Prohibida.

Capítulo 2 LO QUE NO DEBEMOS (Parte 2)

Palabras:1581    |    Actualizado en: 25/12/2021

qué manera juego p

oviendo la cabeza, pero eso me demostraba que y

noche el juguete con el que muchas noches me he divertido pensando en él y an

na "O" y yo me sentía tan excitada qu

entos, a como movía mi lengua sobre ese aparato a cómo podía introduci

só la lengua? Así, como si se tratase de un helado de crema que se derrite por el sol. – cada apalabra que le decía impactada en su

u rostro era un poema. Era tal la excitación que le recorría el cuerpo, que estoy segura que en ningún momento se había dado cuenta que te

bservarlo, con una sonrisa triunfante. Al fin había conse

pregunta casi en un susp

ablar una conversación con él. ¿No dicen que un hombre excitado es capaz de co

con un gemido audible. Agradezco que nuestras ventanas tengan pocos ce

lo sabía, pero nada se compara con que el hombre al que d

saqué fuera del sostén, para comenzar apretarlo y jugar con mi pezó

más. Y yo no podía dejar de mirar su gran miembro e imaginármelo entrand

susurré para

de arriesgarlo todo por estar dentro mío. Pero sabía que eso aún era muy pront

lento y después fuerte ¡Ah! – mientras le relataba la fantasía, no dejaba de reproducir en mi cu

r. – suplicó y eso dibujó

r lo que acababa de hacer conmigo. Podía ver en sus ojos la lujuria, el deseo. Estaba segura que de no ser por los dos metros que

l, también me torturaba a mí misma. Deseaba alcanzar

egar a mi centro es que le pregunté si deseaba verme

mi cuerpo hacia atrás, la sensación que nos estábamos regalan

da puesta en mis manos, atentos

ón de superioridad, de dominación. Sus ojos me dejaban saber que era un hombre al que le gustaba

tir y escuchar lo mojada que tenía la zona, lo excitado que ten

nzaba a hervir y como los espasm

dedo. –

cómo se reflejaban sus intensione

ión de estar generándome placer mientras que imagino

con solo introducirme un par de dedos o un pe

con su mano y no dejaba de seguir sus movimientos. Abro mis piernas y mientras contemplo la manera en la que se está mast

mi mano izquierda sobre el colchón

usurra en t

-prometo y solo escucharme provoca en mí un

i cola para atrás. Él acercó la silla a la ventana

, comenzamos a realizar movimientos sobre nuestros miembros al mismo tiempo. Si yo introducía mis dedos muy adentro de mi vagin

a movimiento de mi mano. – ohhhh . . . – se me escapa un sonoro gemido cuando hago entrar un tercer

miré y elevé mis cejas. – e

ego. – y llevo ambas manos a mis pechos para apre

gesto caliente que provoca espasmos en mi cuerpo. – me t

en él aquel gesto y como era de esperarse, sus gemidos fueron est

de morder sus labios los cuales, juraría que están rojos y hast

decirle que no? pero sí él podía pedirme es

mi nombre al eyacular y

lo cierto es que eran pocos centímetros los que nos separaba de ventana a ventana y cómo al terminar el líquido viscos

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