Ellar, la muerte púrpura
rige un jovenzuelo
a, el anciano alargó sus famélicos brazos y agarró al niño con fuerza, tapándole la boca para evitar que pudiera emitir alguna llamada de auxilio y se lo llevó corriendo, adentrándose en la espesura del bosque. Cuando lo soltó, Ellar se encontró en el inte
oscura que prohibía expresamente la «Gran Orden de Sothair», y los conocimientos que fue adquiriendo centrado en su aprend
las más repugnantes tareas y a servirle en las más disparatadas ideas que se le pasaban por la cabeza. Eso era durante el día, ya que con la caída de la noche, cuando el vino se agot
atravesó una y otra vez con un oxidado y mellado cuchillo de carne que había escondido durante la cena hasta que la angustia y la rabia que había ido acumulando durante años de sufrimiento