Atrapada entre mi amor desmedido y tu odio.
ida modestamente solo con una sudadera negra con capuch
a en su casa después de una semana ardua en la universi
ir, pero si debía huir lo ma
ue sus padres las interrogarían cuando se enteraran de que había huido de la man
u amigo, en esta noche le había a
poder entregar por amor a un hombre llegado
uien le perteneció y Celeste se deb
or Erick en todo su tiempo juntos desde su niñ
or Erik, un amor que ella le profesaba cada que tenia oportunidad como las veces que le ayudaba con
ra, pero cuando Celeste estaba a su lado, presidir algunas reuniones con los empleados o i
escuela, la mejor en defender su opinión ante cualquier debate por lo que ella siempre le ay
lla sabía que le gustaba a o cuando le ayudaba a estudiar matematicas, calculo o cualquier materia en la que Erik
espacio con ternura cuando se sentía cansado después de algún entrenam
taba enfermo en cama y lo hacia con una sonrisa encantada
ste que obedecer lo que nu
e? porque? acaso ya no sent
o que pudiera tomar para que olvidara tu ca
rnamente, ahora estoy dolida
ntarla, ella también es mi amiga, yo sabia que ella te idolatraba...es
daban dejando salir un poco de su tristeza de
o recuerdo hermoso junto con Erik, como muchos que compartían antes y se sentiría en confianza de externarle su am
idad contra Melissa quien parecía haber lanzado un encantamiento de amor profundo y loco hacia Erik, quien
te la deslumbro lo que la puso alerta pues la es
la Villa Greenpoint, un pueblecito bastante remoto donde ella se quedaría ahí por una temporada hasta que su
omo doncella, pues siempre había ayudado a Marian cuando ella hacia su trabajo en casa, o tal vez
o puñado de personas que esperaban distintos trenes antes de que el tren hacia Villa Gree
ue ella había llegado y cuando Celeste alzo la mirada la señora le sonrio amablemente y Celeste le c
horas de la madrugada tú sol
nos se había fijado en la niña que cargaba una mochila en
ras que el pasaje en su mano tembl
enpoint a probar suerte,
ante porque no se sentía con ganas de platicar con n
uería decirle nada, ella no era nadie para forzarla, pero tal vez si pod
stablecida ya en
e aquí, usted también se va de la ciu
viaje que me forzo a venir a la ajetreada ciudad, si no
pero que la suerte me sonria y encuentre algo rápido, soy joven y no tengo mie
y supo que tenia la oportunidad perfecta para protegerla de a
uerte esta madrugada, si te parece b
de trabaj
ener limpia, si aceptas ayudarme con sencillas tareas que me fa
sion de mi finado esposo, pero te servirá para
aciones de Cele
leste quería creer en ella, aunque tenia algo de desconfianza
soñando o esto es real, es demasiado bueno para ser verdad,
e no todas las personas son buenas en el mundo, pero te prometo q
nombre es Celest
niña, soy la señora
conocerla se
usted sola todas estas bolsas?..
en el suelo porque si son algo pesadas, pero es justo las provision
e, me ayudarías por favor a subir mis b
cafe con adornos de arboles y asiente mirando a lo lejos que el tren de l
con sus manos las bolsas de plastico y el bolsa de tela y p
ando por fin estuvo en pie dio pasitos agiles y rapidos hacia el tren
bolsas de la señora Cristina en el compartimento de carga arriba de sus asientos, pero no dejo su mochila en el mi
su lugar le confirmo que ese tren luce casi vacío, muy pocas personas v
rdaje de las personas y el tren se sacude indicándoles
e dio una ultima mirada a los rascacielos, los edific
entras que la señora Cristina fingia luchar c
blando y distraida a la estacion pudo sentir que ella estaba escapando de algo o e alguien y
todo su esplendor cuando el tren pasaba frente a una montañas t
complicacion y el viaje se mantuvo en el horario establecido, por lo que Celeste al ver que eltre
odo lo que ella apreciaba, su vida entera, sus estudio
elegado a sus recuerdos por lo que se permitió derramar unas lágrimas para de
e su recorrido por lo que Celeste y la señora Cristina bajaron del tren para admirar primero la rustica
les enormes con flores y diversas tonalidades de verde,
s de pasto verde, casi nada de asfalto se apreciaba en las calles que la mayoría eran empedrad
una postal o de una bella pint
alles caminando hacia la derecha de
es rayos del sol para que ambas caminen sin ninguna prisa para
esperezan de su sueño nocturno y abren sus petalos para recibir al reconf
sus lugares de sus trabajos, algunos autos pasan por las calles despac
uy amable y les dan los buenos días a las dos cuando pasan por s
de beso y abrazo a la señora Cristina y le pr
minaban siempre apuradas a sus lugares de trabajo, siempre estaban muy atareadas, ensimismadas
sin fijarse en muchas personas que iban apresuradas al trabajo o
a villa son así de amables
s donde la gente es fría, solitaria y hasta algo egoísta, por suerte
a al venir acá, pero ahora veo que tengo mas de lo pe
tranquilidad, no nos gustan los escándalos ni los chismes, todos nos llevamos bien,
y cuando se detuvieron frente a una casa grande con una reja enorme con m
na, aquí es do
tú me ayudarás y ac
el portón que gimió cuando lo empujó un poco y
nos años atrás, fue muy doloroso para mi en e
la entrada, las flores, los arbustos verde
a lo que parecía ser
re nunca le gustó la idea de que su niña se ensuciara con tierra y tr
s... mi hijo nunca pudo superar la muerte de su
n por su hijo mientras terminaron de recorrer el camino de pi
staban cargadas de una gran nostalgi
uiría viviendo por Él y por nuestro hijo, por eso es que continúo e
de madera
sadamente de par en par para
la casa maravi
antigua pero agradable
ia, los sillones, las cortinas, las sillas del comedor de madera era
sa que estaba algo polvoso, pero ella sabía
a Celeste y ella esperaba ser feliz con la señora Cristin
bía ser feliz, que ell
**By Liliana Sit