La bailarina de la mafia
comienzo del espectácu
riposa era la atracción principal, la guinda del pastel p
ía el lugar como la palma de la mano. El olor impregnado en el ambiente a tabaco, lascivia y alcohol era lo único que conocía. No necesitaba abrir los párpados para visualizar lo que los demás veían con un sentido que a ella le había sido negado. Te
ella inquina. Vivía presa de una ilusión que la protegía de cualquier contacto con el exterior. Bailar era su vida y las miradas que le regalaban