Adictos y Perversos.
ada, su nombre no estaría registrado y no podía hacerse pasar por Abril. De p
interceptarla uno de seguridad y luego de intentar de todo para que la deje ingresar a la fiesta, tuvo que volver a salir por dónde vino. Para su suerte había una pareja que se encontraba discutiendo en la entrada y lo hicieron de manera un tanto violenta que los de seguridad tuvier
ovecho para colarse entre los mismos tomando del auto sin que nadie la vier
o el personal de la m
contesta
de su credencial y aunque moría de nervios porque de descubrirla podrían mandarla a d
parecer guardaban dentro cosas de limpieza es que se quitó la chaqueta y acomodo el vestido, más luego soltó el rodete que tuvo
e estaban todos bailando e intimando sin pudor cuando lo
ntó a su lado y le hablo a la camarera, su voz le resultó un tanto familiar.
ra tal la conexión que sentían el uno con el otro que fue sólo cuest
a oración. Pero, lo que intenta decirle él es que desconoce no sólo la razón que lo tiene pegado a su boca, si ella es una com
qué. – habla entre besos, cada ve
acerlo. – confiesa mientras c
que Santiago se lo viera venir, ella pega un salto abr
de que no llevaba nada debajo de su vestido provocó el deseo de bajarse el cierre y penetrarla allí, mientras danzan al
nto para poderle habla le tiene que jalar los pelos de la noca para
do. – quizás porque te esperaba y para que no pe
elve atacar
d la parte de su pantalón donde se encuentra su miembro, su polla dura com
buscando el final de su vestido para cola
en cuanto sus manos frías hace
susurra y aprieta su c
r en sus glúteos la distrae del mo
o, te deseo tanto que no pu
rprende y muerde con fu
poco de energía y ve cómo su peinado ahora está alborotado y có
n las suyas" con solo mirar hacia a un lado y hacia el otro por cin
a tratando de estabi
desaforadamente tanto así que no le p
podían desatar esa pasión y a pocos metros logra ver un sillón con una ext
o así, me dejaras sin lab
. – le dice y señala con la m
notó. Por un lado la seguía sintiendo cierta incomodidad por el lugar donde se encontraban, p
rte al infierno. – susurra
de su regazo y llevó sus manos a su rostro para besa
nsibles se froten con muchas ganas. Al darse cuenta de esto, Erika comenzó a mover su pelvis en círculos y se despegó de su boca
tanto ella en la mas baja. Se dejó caer y acomodó sus piernas a cada lado de su cabeza, las
llo, directamente tomó una de sus manos y se la llevó por debajo de su vestido y clavando el verde de sus ojos en el marrón d
a suavidad de su monte de venus completamente depilado y por, sobre todo, extremadamente
y sin detenerse hizo que se deslizara por su hendija y se adentrara en ella, palpando
jada estás! – continúa en tanto comienza a hacer círculos allí dentro y Erika comienza a gemir y a
pellizcarse le provocaba cier
os y no se contuvo más al cabo de unos segundos. Santiago no era de esos que pierden much
a salirse de encima suyo para ser él
rás? – le preg
. – no le an
volver a encontrarse con su intimidad y también con parte de la cara int
ella pueda prepararse para o que va hacerle y
– gimió po
ponía a pensar en todos esos ojos observándolos, en todas aquellas person
Ah
él tampoco se detiene en lo qu
s y lame su intimidad cómo si se tratase de un
e no deja de arranc
liza pequeños círculos haciendo que el cuerpo de ella se convulsione de p
r – le suplica y envuelve su cabeza con sus
Mmmm, delicia. –
sentir, cubre mucho más sus expectativas respecto a todo lo que le ha contado Abril en cuanto al lugar que siente que se volve
ara le está lastimando. – ohhh qué rico, mmmm – sigu
ernas y las levanta
ar con su otro pun
a aprendido de su mejor amiga y fue allí donde la curiosidad la envolvió por completo. Nu
sensación de su lengua introducirse y lamerla internam
vagina y mientras no detiene los movimiento
liza sus fluidos para humectar su
el cierre de su pantalón de vestir. Por alguna razón aparentemente obvia, se guardó una caja de preserv
sus palabras fuer
ella se incorporó y le sacó
que yo quie
un tonto, con su boca abierta y su polla, su enor
ucho cuidado par ano romperlo, sujetó primero la base de su miembro y con la mano libre acomodó el preservativo en su glande y luego de mirarlo
muerde sus labios - ¿dónde
su cuerpo que las punzadas en su bajo v
e hombre que aunque acababa de conocer tenía una extraña
o una última sonrisa no sin antes pasar, descar
e pones como
a un cuerpo de infarto, lo que le generaba esta chica con tatuajes era tan diferente, tan placentero, tan extasiable, que aunque no le gust
simplemente que si hay algo que le fascina del vocabulario de libros cómo Píde
la entrada de su ano y mordiéndose el labio infe
ntre gemidos de placer y
ue cierra ella sus ojos que se ve obligado a dejar de insistir y pre
in vueltas y ella abre sus ojo
porque comprende a qué se refiere. – ohh
tentando localizar un cesto de basura pero no encuentra nada, hasta que un hombre que se encontraba be
uego se llevan al baño y se arrojan en unos tac
cómo es tirar a la basura un preservativo
con la mujer, aunque ahora no estaba tan ex
e la caja y callarla se dispone a subir el
guardas? – indaga confusa y
, pero ella no iba a permitir que se fuera sin antes saber aunque sea, de quien se
guardar su miembro y comienza a caminar hacia la puerta, pero e
– hasta que, por fin, a mitad del pasillo por
esito retirarme de este lugar. – y le vu
le recorra el cuerpo de pies a cabeza. – lo siento. Pero la estábamos pasando muy
á completamente deshecho y nada ni nadie volverá a que sus vidas vuelvan a ser una sola. Pero era una extraña sensación estar donde mucha gente con una desconocida que, si le llegase a sacar esa mascara podrían reconocerlo y así arruinarle la carre
– repite entonces ella le ofr
anquilo. – y sin esperar a que diga nada, inten
o lo h
él también debería descubrir su identidad y eso no podía permitir. También, era solo sentir el aroma
arme con las ganas. Eso sí que no te lo voy a permitir y no me importa qu
ma te dejo con las ganas? – le susurra
alma de su mano, se acerca lo suficiente para sentir la tela de su traje
on las ganas y no devorarme esto que me encanta. – y apretó con fuerza
morderse los labios, gesto
en tanto ella, desesperada, bajó el cierre de s
ntre mordidas. En tanto Erika lo masturbaba con fuerza, co
, la besa, le pasa la lengua por toda la cara es tanta l
ndo con presión su labio inferior, cuando un
que se escurre de sus cuerpos. – ambos hacen caso omiso a
greso y en efectivo. Sin pensar en los ceros que tenía detrás de aquella primera cifra, desembolsa de su cartera, todavía pegado a la boca de aque
ika encontró su caja con profilácticos y sacó uno, entre caricias logró colocárselo, se levantó la falda y sin perder tiempo se alzó sujetándose
u cabeza hacia atrás. - ¡eres la diosa del sexo mi
ello y comenzó a realizar movimientos circulares y esa se
ea sintiendo cómo la
ansa de dejarle a ella el control de la situación y
paz,
ambos mezclándose y el olor a sexo en el aire, a deseos, de seguir
de la habitación es que la utiliza para sentarla e
le pide mordiendo el lóbul
te de su cuello y se recueste en aquella tarima, extienda sus brazos por encima de su ca
biéndole el mismo por encima de su cabeza. – dios, eres bellísi
o y afuera. Pero Santiago acaricia su rostro, mete sus dedos en la boca de Erika, y deja los de una
s alaga y con sus dedo
y se estremece a
le pone la polla tan dura que ella puede sentir cómo su g
queje de dolor, la enviste con fuerza logrando que sus testículos choquen con sus glúteos, mete sus dedos lo más
que él mismo atrapa, acerca sus pies y mientras cierra
ante y a la vez exci
le da ánimos para volverse un anima
to del cuerpo en el aire. Toma sus tobillos y se los lleva hasta el rostro logrando dejarla de modo fetal, pero boca arriba. Abre sus glúteos más de lo que ya estar y acomoda su miembro en la entrada de su vagina
le pregunta en ta
te detengas. Mmmm –
con total desenfreno ella abre lo más grande que puede su boca y comien
HH! ¡OHH
de sus ganas, alborota sus sentidos y no qui
o! – le pide y no puede ha
da encima del suave sillón
se deja llevar por el placer que le provoca
os golpean, lo rojo de su
erpo de ella empapan el profiláctico de
ue el calor logra prenderlo fuego, que sus movimientos son cada vez más profundos, más ricos y que en cada uno se deja venir. P
ntirse dentro pero no puede, no debe entonces hac
– le pide mientras pon
ano él estimula su clítoris para que, al cabo d
en su
n su