Sabrinna
madre fue duro,
ando tiraron de nosotras para subirnos a un co
caba. Eso lo reservaba a mi madre, que ya sabíamos que en más de una ocasión era golpeada
bos explotaban en ira cuando algo no les salía bien
o mío y de
las tres la que más se parecía al carácter combativo de papá y también era de esas
on causas ajenas y revolucionarias incluso, cosa que yo no sabía hacer porque ya
, dónde un jeque poderoso nos esperaba para usarnos como moneda de cambio por la inoperancia
taba sentado en un avión privado que asumía era del jeque que nos reclamaba, y
aquel momento donde solo podía verme lejos de él, a
cautivo se pue
e. Estaba tan asombrada con todo que no paraba de mirar por las ventanilla
discusión con mi hermana, allí tendríamos todo lo que nuestro futuro dueño d
pues sin sus medicinas y cuidados, moriría. Y la única verdadera familia que conocíamos era
a mejor dicho. Una zona apartada de los rascacielos d
eseándome sin poder volver a tenerme y yo maldiciendolo mientras celebrab
ndo el desierto y no fuí capaz de evitar que mi vista se perdiera en l
a alta velocidad, las arenas rojas inacababl
pasó un arma por entre mi rostro y el de mi hermana, qu
jeres del jeque Amir - contestó el chófer y pude ver, como los
coche, iba sufriendo en silencio el ardor en mi trasero por los
comenzó a disparar hacia a
estras piernas los rostros pavorosos, esperando a que alguie
llenó el ambiente y supe que
íbamos finalmente se había detenido y sentimos un impacto que nos
la puerta del coche, continuó disparando en ese m
egundos, tomé a mi hermana del brazo y la insté a sacar su cint
os del auto y agachadas, lanzando los malditos burkas al suelo, vistiendo solo dos vestidos largos el mío
su propio altercado, que no repararon en nuestra
nuestro, de los que habían detrás y muchos más hombr
de prestar atención a lo que hacíamos para escucharla y reorient
ra her
un desierto árido y soleado,
a mano se me adelantó y perdí toda
, sentí un jadeo de mi hermana y cuando miré en su dirección ví como un hombre con un turbante en la cabeza y u
ez que sus ojos verde oscuros me privaron la razón
me obligó a quedarme agachada y soltar la mano de mi hermana que permanecía d
y no te atrevas a
s y era como si solo él y yo pudiéramos oírno
nte a sus pies, y no era una metáfora... Y él lo s
será la