El profeta del futuro
ía un letrero que decí
orita, tengo un b
ombre p
ert P
en un compu
ave_ Señaló hacia el venta
a tiempo
uelos a Japón, sobre todo saliendo
cede
cancelado el co
ser un
re pero aún no se ha hecho efectivo el pago, además, es u
fe lo p
efectivo. El próximo vuelo
urge ir a
ven, no puedo
r a Japón? Me voltee al ventanal observando la imponente nave estacionada. Entonces
llo y le mostré el botón. Ella abrió los ojos sorprendida, hizo una llamada,
venido al vuelo 399 del añ
na chapa azul que devolvería al
que pagar? ¿
no, un vuelo de luj
te. Entregué la chapa a la azafata, esta me vió, susurró algo con
o señor Rob
n restaurante lujoso, o una sala de estar lujosa, muebles color vinotinto con blanco, ventanales panorámicas, un piso de LED que cambiaba de color al pisar, un hombre tocando el piano en un rincón, varias personas se veían andar por ahí. El hombre cruzó a la izquierda p
frío aq
avidas en caso de alguna inconsistencia, si la alarma suena, no debe salir de aquí, esta habitación está equipada para darle lo neces
regunté algo nervioso por las
neutrinos traspasó la capa de ozono, impactando en México, dañando varios sistemas y dejando a algunas ciudades sin energía eléctrica, doce personas mur
ó esa onda?
y cada diez años tendrá esas explosiones, y éste año parece ser su año de actividad
mbién l
un paseo por aquel lugar tan bonito, digno de un Emperador. A los diez minutos la nave partió, desde donde me encontraba, en aquella ventana panorámica en la sala común, podía ver alejarse mi
, quería descansar, he pensado mucho e
día y se apagaba una luz roja, supuse que algo andaba mal, me asomé por la ventana y no veía nada so
caemos precipitadamente a la Zona Restringida, deben permanec
ón de seguridad, salí como pude a ella, me senté y me coloqué el cinturón viendo por el ventanal, todo se agitaba más y más, escuchaba el crujir del metal, olía a cabl
iez kilómetros nos calcinariamos y dos, la Zona Restringida poseía un campo magnético que cubría toda la zona; como un Domo, que a su vez hacia el papel de muro protector, lo que sería imposible se
esta nave estaba cayendo, y pronto colisionaremos con algo s
or una especie de selva, la lluvia no paraba de caer, los relámpagos iluminaban aquella tenebrosidad, entonces escuché cuando mi cápsula se despren
rón, caminé a la puerta apartando algunos objetos, abrí y en efecto, el sol hirió mi vista, una fría brisa soplaba, me conseguía en una playa de arena blanca y de cristalina agua. Me subí; con un poco de dificultad, en el techo de la cápsula para poder panear el lugar. Se veían verdes palmeras, bosques extensos, al parecer me c
levantaban unas edificaciones, ¿o eran unas
uelo. Aquella isla me parecía muy desconocida, era como una isla virgen. A medida que avanzaba, los árboles se volvían más grandes y
siniestrada, la escena que ví