SINNERS
ADIL
li
ños a
las volvían
os sudorosas no me permitían tomar la soga de la que estaba colgando, mis
esto est
ue estaba
blada debido a las drog
llorar, mi corazón martill
zo y ella cayo en un profundo pozo de autocompasión mientras que el idiota se había marchado con m
cariño, tienes q
ero esta mujer frente a mi no lo era
petí querien
mportándote tan extraña? ¿Po
uiero
la muerte, siempre pensé que olería a flores de esas que el padre que conocí aquella vez colocaba delante del
o n
puta
jo con los dedos manchados, los medicamentos que tomaba con frecuencia le h
un enorme vaso de alcohol, su mirada est
bado su alma una con nombre y apellido, de
uedar a mi lado, metió la cabeza en el hue
tima c
o na
speración y no pude hacer nada, el aroma a canela lleno mi
mas que apenas sentí salían
era t
icidio de mi madre c
cola
s decir, ¿Cuánto puede soportar una per
felices, deje de escuchar
*
rev
hic
ueno había
cuello, el extremo estab
ue ella no quería matarme, que me amaba tanto que al úl
sí, obvi
midades sin vida, ella de un color morado extraño, su vestido rojo ya no la hacía
a un lado del sofá, uní mis piernas
l aroma a canela se había vuelto s
correr, esconderme y,
iones, me tape los oídos, respire y conté
o mi nombre en la lejan
n
ez
nce
las sirenas de la policía chillaban y alumbraban mi rostro e
el porche de la casa, se pa
vez en una misa, las personas que se quita
¿ira al
re, ¿sacerdote? Lo qu
para pedir el perdón de su alma...
erlo mejor, lo que pasaría, no quería que lo hiciera,
debería
l cuello no me toque, estaba segura de
a que llamem
por mi esóf
luego se fue y no volvió, no llamo, nos
e hadas que solía amar cuando mis padres se acostaban a
o si no supiera que
he yo morí, esta casa no era mía, la
enido a salvarme?.- pregun
a curvo su
cuentos de hadas.- re
herida y apretó la mandíbula con fuerza, llamo a una de las paramédicos que habí
a, no supe en qué momento tomé la mano de Maxime, p
estarás bien, no i
aferre a esas palab
cuento de hadas
o él me ha