ENAMORADA DEL JEFE
an histéricas y al parecer porque les brindaba una gran noche se creían con derechos sobre ellos, pero por alguna razón Liz se había ganado su confianza en ese aspecto, no
tó incrédula, no imaginaba qu
ombros, Kaelyn lo miró sorpren
e llevarías
pareces de las mujeres paranoicas que se enamoran en una noche,
ios, tenían un color natural, era perfectos, toda ella era perfecta, y su sabor adictivo, sin poder aguantar un minuto más levantó su mano
a coger aquí mismo. -Kae lo soltó,
uto. -¿Quién vive contigo? -preguntó una
no, y la llevó hasta el interior de la gran mansión - pero no te preocupes, a esta hora nadie va a molestarnos - dijo suavemente. Un
on pasión, incendiándole la piel con cada rose, cuando sus pulmones
al, para luego pasar a la barbilla, sacó su lengua y recorrió el cuello con ella, para luego repartir pequeños chupetazos, Andrew, empezó a descender y llegó hasta los pechos de esa mujer, los cuales mo
asta que llegó al centro del placer de esa preciosura de mujer que tenía enfr
, é hizo lo mismo con el otro pie, pero antes de que este lo pusiera en el piso, él coloc
a fruta que lo tentaba, empezó a succionar, y a chupar todo su centro y llegaba hasta su trasero. Kaelyn sentí
tera, y no se detuvo hasta que ella se regó completamente en su boca, no desperdicio ni un poquito ese líquido algo espeso. - Sabes deliciosa - dijo mientras ella seguía en las estrellas en un rápido movimiento le bajó los pies y la alzó para llevarla a su habitación, en
pechos, eran grandes y lo mejor de todo se veían naturales, al igual que sus piernas, y ese trasero bien levantado, todas las muj
chupar su pene era grueso y grande, no enorme, ni pequeño había estado con unos cuantos hombres y Andrew estaba en primer lugar, su pene era lindo, sin ningún pelo que lo adorn
- Cayó de rodillas, mientras pasaba su lengua
metió a la boca, lo chupo como si fuera su popi, al llegar a la punta sopló haciendo que volviera a temblar y que perdiera el control, por lo que en cuanto ella volvió a meterlo a la boca, Andrew le agarró la cabeza y empezó
con la mano comenzó a masturbarlo, de arriba abajo, con fuerza. - No creo que pueda aguantar más, ¡por Dios! Que rico la chupas, sí... así.. Ah - sin poder aguantar más
ijo levantándose del piso, And
la mesita de noche, para colocárselo, se colocó encima de ella, sin llegar aplastarla, Andrew la besó, la besó con desesperación, mientras le separa las piernas con las suyas, sus besos se hicieron agresivos apasionados, le estaban robando la cordura a los dos, bajó su boca, reco
ándola a ella, incluso a él mismo, es que estaba a punto de tener otro orgasmo. - ¡Maldita sea! entra de una vez - Andrew se rió de su desesperación
taba la sonrisa de su rostro, definitiva
escarada se excitó más si eso era posible, por lo que sin previo aviso, como lo había hecho ella, empezó a moverse, salvaje, depri
¿lo quiere
así...
cer que ambos temblaran en un maravilloso segundo orgasmo, luego de eso vi