Si jugamos con fuego

diera muestras de un poco de sensibilidad tampoco, hab

agitando su mano para restarle importancia

esta, pero no est

a ceja-. Estoy seguro que te propusimos una suma considerab

tafolio, soy una fotógrafa d

sueldo. Eso significaba que quería lo que a él le sobraba; dinero y eso lo hizo sonreír antes de añadir-: Pero nos gusta tu estilo y cre

o volvía un juego interesante-. Esta profesión es arte. No es la cámara, es el fotógrafo el que es capaz de captar la luz adecuada para c

muy apa

sí lo impresionó que lo hiciera aun sabiendo l

¿De quién depende el departamento creativo? Leí que

sonrisa se desvaneció en sus labios-. Trabaja

ue cubren

scurso ególatra por su profesión, le daba la razón. Ella no tenía din

l talonario fingiendo poco interés en lo que hacía. Lo arrancó y se lo entregó con una sonrisa-. Dos

harás un

veo -dijo con toda la inte

s de la ciudad, pero ella ni siquiera lo miró. Estaba enfoca

rándolo como si él no la hubiese intentado seducir c

mismo.

tas y se ven... deliciosas -dijo un hombre que llevaba sobre

ías

una yugoslava que me llama con la mirada. E

tono severo para que

y un amigo compasivo, pero esta

él, era un gran profesional, pero su falta de filtro les había generado muchos dolores de cabe

s sobre su escritorio. Se inclinó en una reverencia que lo hizo reír,

os. La de l

ón se apagó y Franco vio con horror el fuego que despe

as en un tono que él conocía demasiado bien-. Mi

su cámara y a él en una misma oración era porque iba en serio.

-Livia elevó una ceja a la perfección y sonrió con tal coquetería que él tuv

ués de aclararse la garganta un par d

su amigo con un leve so

luego a Elías, quien dudó por un segundo, pero al final le besó el dorso con galantería. Franco quería golpearlo-. Deberías

y guardaron silencio

go tan pocas visto en su vida que decidió callar antes de saltar

el contenido de las carpetas, pero Franco s

ras y le dedicara una mirada de disculpas que no aceptaría tan fácilmente-. ¿Me

N

por el pasillo que le mostraba la pared acristalada. Al tercer

ridad que le brindaba la entrega del cheque lo hizo desechar la idea. Ya tendría t

ella no lo sabía. Pudo habérselo dicho para no sorprenderla, pero todos los planes