Dulce venganza.
n estaba sin control, su pecho subía y bajaba de manera errática acompañado de un fuerte pal
. Desde hace días se repetía la mis
pleaños, palpitaba en su pecho. Los ensordecedores gritos de su madre y las súplicas de su padre para que no los lastimaran, las risas burlescas de aquellos hombres, las podía escuchar a lado de su oído como si volviera estar ahí y de pronto ¡Bam! Seguida de toda esa sangre que se esparció por el piso de madera que su madre tanto cuidaba. Joder. Recordaba como las arcadas se formaron en su estómago al ver a sus padres desangrarse, no era asco lo que sintió, era más bien un sentimiento inefable que solo quería que de
difuntos padres, sin comida, ni agua, si nada. El alfa que lo encerró allí lo hizo con la certeza de que Leo tuviera una muert
sádico le hace
lente y macabro sótano, donde lo único que podía esperar era su muerte, su tío, quien también era un alfa, lo rescató. A él le debía todo lo que era ahora. Escaparon a Italia preocupados por lo que podría suceder si Dalan Tonny se enteraba de que había sobrevivido. Él era el hombre que los había mandado a matar, después de que el papá de Leo se hubiera rehusado a hacer m
con escarola aún le repugnaba, su recuerdo solo hacía que su interior se encendiera y quisiera liberar aquel monstruo en busca de sangre, de su sangre. Su lobo gru
o día a América y no le importaba lo que le dijera su tío. Tenía claro que trataría de detenerlo, pero no más. Minutos después la puerta de su habitación se abrió, los ojos incautos d
ión continua y fue a revisar. Claro que tenía que ser Leo. ¿Quién más? -. ¿A dónde vas? -preguntó mientras dio unos pasos
sus pesadillas lo hacía cada vez más inevitable. Aún recordaba cuando era apenas un chiquillo de diez años, le dijo seguro que él se vengaría del hombre que mató a sus padres, pensó que solo había actuado así por la emoción del momento, nun
tomar tus propias decisiones, así que solo me queda apoyarte en el proceso, porque lo ha
ue aceptara ayudarlo en esta loca, pero necesaria venganza lo e
. Llama a Ana por mí. ¿Si? -Tomó su hombro con aceptación y su tío as
sonrisa torcida y salió de la habitación par
Los Ángeles. Durante el camino, Leo se mostró cayado todo era muy silencioso, estaba pensando mucho en lo que ha