La entereza de Darío
tulo
ye
s adolescentes paran oreja al escuchar pisadas, sin pensarla dejan al menor recargado en árbol rodeado por varios cachorros para hacerle compañía el resto de la manada
encima para jugar, pero él lo aleja y le dice que no puede jugar por su condición física e i
des lo qu
vimiento
Tod
ovimiento
qué nos
os de vari
es su alfa ¡genial
loba que emiten di
rmanos son alfa por eso
rca a su rostro lo
todas direcciones. – ustedes derecha, ustedes izquierda – se inclina a tomar un palo para defenderse- ustedes al centro conmigo, por favor no me dejen solo- la respiración del pequeño se torna agitada, rápida e incluso no llega a respirar bien del miedo, temblando sujeta con ambas manos su improvisada arma sus ojos viajan a todas direcciones, se pone en guardia, de un salto ambos hermanos llegaron ante él c
Ciro, escucha muerde esto – el herido hace lo indicado- ¡no
e voy a dar la mano – pr
no le importa al mayor le
s adv
s del costado izquierdo de Ciro haciendo que ambos hermanos gritan de
nfoca en ver la mano dere
sa con mamá Estrella, ella te da
staños cabellos al menor- Disculpa
rta él nos n
dejar que muera
eso somos
je que no atacar
or q
u abuelo para darnos
– ve como su hermano carga co
nernos en marcha otra vez. No pequeño, ya no duele la mano. – ve
os – señala la mana
no yo? – pregu
llos son los que mandan es por es
como
Por si no lo saben po
ara infusiones calientes. El primero en regresar es Elián que, a pesar de tener diez años ya demasiado alto para su edad, Darío de cinco también era alto, pero no tanto como sus hermanos que gracias a eso se podían hacer pasar por ch
hecho de que estuvieran conscientes los hacían más peligrosos sobre todo a Elián quien era el más grande, y su sed de sangre era imparable, organizó a placer a sus herman
os idiomas, nuevas costumbres incluso cambiando un poco la aparienci
¡Se van a matar!
pelea cuerpo a cuer
ear en el vientre doblándose de dolor, Elian lo to
los puños empieza a p
e mete en medio de la pelea empujando a ambos hermanos a las trampas - ¡ haaaaaaaaaaaaaaa! - grita
como lo que son HERMANOS. – los dos desvían
rdad, se supone que usted
tienes razón, soy el m
de él- señ
me solo. –
cansado con esa actitud. Ciro ¿ya se te olvi
le pedí ayuda, sabe
saber que eres inmortal ¿Qué cre
tengo
do estar al pendiente de los dos si se van a
s palabras – asu
e, mamá Estrella, pero yo ya no puedo esta
pera, espera! Tu eres el pequeño y el más
a quien corta las sogas- ¡auch! – se escucha de los dos mayores- Dari, Dari – lo al
lcance el mayor- prometo
do, Lucrecia y yo en medio tomando partido – sale del
hacen las paces si se quedan callados sin poder emitir palabra alguna entran a la casa con una furiosa Estrella, nadie dice nada, no se necesitan palabras, cada
tuvimos
añana que despertemos estará ayudando
iempre. . .
nocer que es él quien mantiene
o hemos mimado mu
ano muy pequeño dudo
stro abuelo nos quiere muerto. - una fuerte c
ro estoy seguro d
Y s
buscarlo, no creo q
ran los dos, Estrel
con él o juro que les daré una tund
na parte a su amigo y la cena, después de cenar se ponen a buscar un refugio para pasar la noche, ya
s paciencia, los has visto, casi se matan a golpes. - el lobo le gruñe- es mi últim
ellos cuatros, tarda en poder quedarse dormido está por caer en un profundo sueño cuando escucha la voz de Darío gritarle " despierta" abre los ojos justo a tiempo ya que Lucrecia estaba por cortar su cuello de lado a lado toma la
pasa? ¿E
metió volver a ser p
l asombro no se da cuent
r tu cabeza
escondiéndonos de él, lle
protegerme de él, es negarme
eso que vi
migo. Ya me cansé de f
har las palabras- Debemos ponern
na a besar su frente- perdóname por favor – toma la daga plata que Lucrecia llevaba
iro sin poder creer l
con sangre de su hermana - ¡la mate! – deja cae
las manos del quinceañero- o era ella o
, el oro, Estrella los brazaletes, co
A p
a caballo, debo avisa
asta que los lobos de todos lados se unen a su aullido, le está avisando a su hermanito que se mueven del lugar que cuide de su vida. Ya listos los tres hace que lo esperan el mayor entra a la casa espada en mano, llega al cuerpo de su hermana de nuevo pide perdón co
tos al norte, nos vemos en
Y tú? – se ac
ue Lucrecia murió irán por nosotros o por mí les daré caza primer
o Máximo mucho menos Heli
bemos f
cuida de ti conf
se pone a la altura de la loba, la toma de las orejas, los ojos negros del mayor se tornan blancos, d
niño. Por favor l
palabra ma
ía ir y
saben que tú eres mejor que yo cuerpo a cue
a matar con
ia. – dicho eso Elián golpea las nalgas del caballo para que ambos
o miedo entre los pobladores a la salida norte de Atena
ido- al norte a Tesalia, debemos darnos prisa ¿crees poder seguir mi paso? – gruñido
ya ahí se comunica con los lobos de la zona. Exactamente dos días después de la muerte de Lucrecia llega un pelotón de nueve
arlos, los tre
la
olverá al servic
morir – prepara el tiro, cierra los ojos, sus
éntesis lo deja sin habla, una flecha de plata atraviesa de la
os siete restan
o mal herido a la mayoría de los soldados, sin poder moverse llega Elián quien degolló a cada uno de los ahí presentes para inmediata
e el pelinegro mientras corre a toda velocid
ando detiene su andar, se deja caer en medio de un húmedo pastizal a su lado Sombra, jadeantes sin poder
vamos a poder estar
gruñ
tierras, más allá del Egeo, all
gruñ
eres inmortal – lo abraza- prometo c
gruñ
ar porque para eso
ja
n, estoy solo
su cabeza en los
mo les digo que quiero aprender? Sabrán que no soy uno de ell
a. – los dos se ponen de pie e inician su andar- sabías tú que ellos son descendientes directos de Hércules. – ladrido- por eso son los más