Un contrato de por vida
ientras me ponía de pie metiend
la otra línea, molestando
pensara que me voy a conformar con ella, y menos de su clase. No necesito una esposa regañona con la que lidiar todos los días. Sólo necesito un heredero, ni más ni menos. Y ella definitivamente no está calificada. Neces
e regañó con su molesta voz de c
, respondí con pereza, aguantando
s durante las noches, ¿verdad? - ronron
o no he tenido ganas de sexo esto
la sonrisa de la cara y se t
encontrado a otra persona que te dé pl
después de que no la llamara después de un día
Bertha. Espero que tengas eso inculcado en tu me
o-, dije con desparpajo y colgué el te
erde que dirigía
í.
nvíale una nota, ya no es necesaria-, ordené, cortando a mi secreta
ica de aspecto inocente. Ginna Ramírez
as me sentaba de nuevo en mi
A RA
stra cita para cenar en un restaurante italiano en East Murray. Llevo limp
s. Pero sólo por esta noche, les creo. Lo necesitaba para aumentar mi confianza y quizás seducir a Ángel esta noche
castaño cayera en cascada sobre mis hombros y mi espalda. Recibí muchas miradas cuan
Ángel entrando a toda prisa por la puerta de entrada y con un aspecto desaliñado. Su pelo, normalmente bien peinado, e
to frente a mí, pero evitaba mi m
de mi vino. Ángel no tocó el suyo. Parecía angustiado
é. La preocupación se entrelazaba en
n segundo, antes de coger su vino y bebérselo. Se tomó su tiempo para dejar la co
gie-. Comenzó. De repente, mi
emociones se arremolinaba en ella, y yo también lo sentía
á decl
icipación, conteniéndome para no chillar con la
añadió, haciendo una pequeña pausa como si intentara reunir
s me siento casi saltar de mi asiento de alegría. E
pausa. Mi mandíbula ya está entumecida por mi calculada sonrisa, sin qu
QU
ños de tener una familia feliz con él que había estado repitiendo
do hacer
sintiéndome histérica por el repentino giro de los acontecimiento
- Contestó suavemente, luego b
estaban abiertos como platos, mientras mis dedos
recía que mis lágrimas
ue eras un buen hombre, pero me equivoqué! - Esc
oda de Rickson y nos dejamos llevar-. A
rebro de guisante también estaba borracho de lujuria! - Divagué con asco y sarcasmo
aba engañando. Dios, soy tan estúpida. Sin decir nada má
gue con más fuerza, sin importarme las miradas curiosas que m