PRINCESA DEL ORIENTE
n sus padres, había sido algo. . . vergonzosa, pero no h
ría pensa
era una prin
su opinión
incipios firmes, esperaba realmente no
ntimidad de su propio espacio. Luego abrió los amplios ventanales de su habitación y salió al balcón, aspiró con fuerz
ego los cerraba. No entendía el porqué de su turbación, la vergüenza inicial
aquella sensual voz— ¿buscas
u hermano, mientras lo miraba con ojos enormes— No
usar— dijo y la envolvió en un t
Te ha hecho algo el doctor?— preguntó ceñudo. Ella suspiró y
o quien lo besara— se alejó y lo observó fijamente—
hora las mujeres tienen un poco de libertad.
. . pero tambié
y miro a su hermano con ojo
realmente ¿Qué es lo que sucede? ¿
de pensar en él y eso. . . Me enoja, me enoja
l doct
guapo, inteligente, estudiado, colaborador, me quiere
omo al otro— Nael, acarició con dulzu
es; mujeriego, engreído, odioso
eña Isabdiella!— d
o seas idiota— l
de ese otro, aunque ase
ue igual me voy
sas, y menos, a mi propia hermana— aseguró— sería un idiota. Si tanto lo quieres, podemos solu
rra, Nael Jama
ramente estará loco de amor
sakistan— d
enamorado de un foráneo?— pr
hizo en gesto asegurando que no le creía, pero ella lo ignoró— la segu
Vanessa. . . no me importaría que fuese extranjero, a lo que me refiero es que extrañamente pones un pie fuera de la Nación, a menos claro
jo confundida— no tengo ni i
él— afirmó e Isabdiella si
no la tomó de ambas manos y la miró directamente a
algo. . . mujeriego, no sé si sea el adecuado para entregarle tu corazón, pero sin importar la decisión que tomes yo estaré para apoyarte
. Soy fuerte, más de lo que muchos creen. Puedo
rogando que los sentimientos de su hermana cambiaran, según sabía su cuñado estaba acostum
y dirigirse a la ducha, tomó un rápido baño, se enfundó en su bata de seda roja que usaba para dormir y
ió y como una tormenta de arena entraron sus prim
dormir contigo
cupado por ti— le dij
lta que todos se angus
contigo— pronto Isabdiella s
por vencida y acostándose nuevamente
a ti— aseg