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Contrato de amor con mi jefe

Capítulo 3 El despacho del CEO

Palabras:2615    |    Actualizado en: 13/12/2022

tulo

pacho

movimiento de mis pies. Abrí un ojo, aun somnolienta, preguntándome cómo demonios había terminado en una posición totalmente invertida a la que

ostecé fuerte y estiré los brazos, desperezándome ant

adosamente, había usado ortodoncia toda mi infancia, hasta bien entra

sobre mi piel, es como si me limpiara más profundamente, retirara todas las asperezas y suciedad que no sol

rveza de la nevera para serenarme un poco después del alocado día que había tenido y me dispuse a revisar mis redes sociales y a conversar con mis

calentó. Sí, no pude evitar autosatisfacerme pensando en ese par y, ciertamente, no podía culparme. Básicamente eran las personas más hermosas que había vi

na paja fantasea

e había hech

n rudeza. Me sentía cochina. Cochina y loca, porque solo una loca fantasea con su jefe que acababa

ferente... ¿Por qué? No lo sé. Al fin escogí unas bragas tipo tanga color rosa con pequeñas florecitas de encaje, tomé el sujetador que hacía juego con ellas y me las puse. Me coloqué las pantimedias y empecé a embutirme el uniforme; la falda recta azul oscuro, la camisa blanca y pulcra, el chaleco del m

dor alrededor de los ojos. Normalmente me esmeraba mucho más en mi aspecto personal para ir a trabajar

o, por lo que ir en auto a mi trabajo no me tomaba más de veinte

pero que calzaba al perfección por la cantidad de centro comerciales, tie

una soga en una letra cursiva, junto al kanji japonés «縛り». Para los que no lo sepan, Shibari significa literalmente «atadura» y es un estilo de bonda

y ya no tan jóvenes tengan como fetiche ser atadas y, quizá

nto una mirada incipiente sobre mí. Cuando volteo, me encuentro al señor Devon. Inmediatamente

rato encerrada en ese maldito cajón de la muerte. Cuando llego a mi piso, veo al

están levantando mi escritorio. Miro hacia el despecho y veo a mi jefa hablando por teléfono a través de las paredes de cristal. Camino hacia e

Ter

, se ofende si la llamo de esa forma. Sin embargo, de

ó cambios, ya

anoche solo era para burlarse de mí y su plan desde un principio era e

r lo peor y vuelvo a insistir

es aquí?», pero no me importa. - No tengo idea. Pregúntales

escritorio. Caminamos por las escaleras hasta el piso de arriba, lo cual se

uede

s arquitectónicas, como la Torre Sindoni. Justo delante de los grandes cristales traslúcidos hay un inmenso escritorio de color café natural, con la parte superior forrada en cuero y una silla presidencial ridículamente grande. A la

ocupará Patrick Devon ¿Por qué demon

trabajaré mientras terminen de instalar mis cosas y m

migos a través del grupo de WhatsApp que creamos para estar al tanto de los últimos chismes de la compañía

a quien se lev

taria del jefe mayor? ¿Qué

ó el reinado, claro. Ahor

que Teresa será su

Son imbéc

: «JAJA

primer bocado, siento de nuevo otra mirada taladrándome la nuca. Frunzo el ceño y empiezo a buscar en todas

de largo hasta entrar en la oficina del jefe del departamento. Siento que vuelve a mirarme inquisidoramente, que me estudia y analiza y, cuando me atrevo a m

me fue las veces en las que asistí al tocador. Me estaba poniendo realmente nerviosa, ¿será que no me equivoqué y realmente era un acosador? Mira

algunos departamentos, sacar copias que necesitaba o preguntar ciertas cosas. No sabía a ciencia cierta cuales serían mis nuevas obligaciones, dudaba enormemente que Patrick sería igual de desobligado que Cannel y me haría hacer su

cafetería semi-vacía es algo extraño para mí. Le escribo una vez más a los chicos que ya estoy abajo y to

mis amigos llegan uno a uno, saludándome a la distancia y c

cta al grano como la chismosa que es, es Felicia. Esa morena era el demonio cuando s

ta mirada del trío. - De hecho, ni siquiera me he sentado

rabajar en la zona de seguridad, su área de trabajo está en la planta b

con vista a la ciudad y eso me encanta. Pero tiene moqueta y

un fingido drama. - Yo solo tengo vista

avenida así meh, da lo mismo - dice Rolando dándol

licia casi ronronea las palab

noto que no soy la única, ya que varios pares de ojos la ven, extrañados. Están conversando de algo y pasan a nuestro de lado y, mientras parece

terrogante y el continúa. - Mira cómo está la empresa, no se habla de otra cosa que no sea de Patrick Dev

mente tiene un

e mis compañeros. - Bueno... el tipo parece un mago... a ver - intento explicar, pero cuando veo la expresión aún más conf

a un infarto cuando se enteró y lo gritó por todos lo

lugares cerrados, pero él me calmó de una forma... rara, con una

pnoti

cho de la noche porque quería revisar algo antes de irse o algo así. El tipo dedujo que, no so

decirle algo. Durante mi primer año tuvo una insistencia conmigo, quería que saliéramos aunque des

caso ¿Cómo demonios su

síquico - com

a vigilando - bromeó Rolando,

s un buen rato. Cuando el reloj marca las una y cuarenta y cinco, mis amigos comienzan a

está listo, preséntese después del almuerzo.

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