Mundo Paralelo (saga completa)
o de entrenamiento, esta vez, serían entrenados por
as que el reino del Este decidió mantenerse al margen, pero saben que es muy probable que ellos se les unan tarde o temprano, por temor a ser atacados por los traidores. Somos conscientes de que muchos rebeldes y tribus se les han unido en nuestra contra, ya que, si nos conquistan, tendrán acceso a la fuente de energía y a nuestr
sa con un afro corto y rostro con facciones más masculinas que femeninas. La otra era una pelirroja musculosa -al igual que la morena- solo que su rostr
ía servir esta perra? -La pelirroja la insultó. Ella iba a reaccionar con tod
con sus palabras. No somos ningún prostíbulo ni estamos aquí para entretener a nadie -llamó a unos maestros-. ¿Que castigo recomiendan para esta mujer que insultó l
imprudencia d
la guerrera que ofendió, su castigo se reducirá a tres días en el calabozo meditando sobre sus faltas. -El maes
cionadas. -Leela asintió y los guerreros
n hacia los árboles y se detuvieron cerca de un río verde y cristalino, rodeado de árboles y con una pequeña cascada. Él caminó entre la cascada seguido por ella, quien miraba a su alrededor intrigada y llena de curiosidad. El camino estr
razón por la que no te he oficializado como espía. Aún eres frágil y no te c
dola con su cuerpo. La confusión y el temor la embargó. Él acercó su rostro al de ella, acarició sus labios con los de él, pero sin besarla. Ella temblaba con
es presa fácil. -Acarició su mejilla usando su dedo pulgar
pretados por los de su subordinada. No hizo ningún movimiento, sin embargo, la osada Leela siguió degustando esos labios con los que tanto soñó. Él agarró su rostro para corresponderle el atrevimien
lamó inquieto. Estaba fuera de su habitual ser
ted lo inició todo. -Ella se
tú quien me besó descaradamente. Eso es un atrev
por usted, lo que tanto titubeo le causaba; porque príncipe, no me diga
ra una insolente que le hacía perder los estribos-. Solo quería que entendieras que tus sentimientos por mí te hacen d
? Creo que está confundido, príncipe -él a
no, mejor dicho, cuando crees que no estoy presente tus reflejos y técnicas son increíbles. Nada te distrae; eres fuerte y sin debilidades, pero, cuando estoy presente, te vuelves otra persona. Te vuelves, Leela, una persona común y corriente. No eres una chica normal, si vas a aceptar el reto de ser una esp
el saber lo mucho que espera de mí y el deseo de no defraudar su confianza, ya que nadie más me ve como una guerrera. -Suspiró-. Para mí todo esto es una oportunidad de
pero -a
Hubiera sido un atrevimiento si no lo hubiera correspondido, saboreado y disfrutado; pero, usted no fue la santa paloma con ética. Muy bien pudo detenerlo y reclamar, pero al parecer, lo disfrutó más que yo. -Los
dudoso-. Eres hermosa y at
esa fase masculina de no rechazar
formas, te traje a este lugar con otro propósito. -Sacó una piedra cristalina de color marrón y ella miró el objeto con intriga-. Es una llave -le respondió entendiendo
puedo creer!», Leela cel