La hechicera maldita
gunos días, hasta que un día, caminando por los terrenos del Templo, le preguntó a Tara qué
cuerdo, no me opondría. Nosotras la acogemos porque Nimh no tiene a nadie
alguna urgencia, a los mensajeros les será más fácil ubicarme. Además, en
h está de acuerdo, irá contigo.
isas, a modo de despedida, Gwyneviere y Nimh, atravesaron el portal juntas
a es be
o en muchas c
a y un baúl, una mesa y sillas. En una de las paredes, repisas llenas de libros, en otra, hierbas col
edo dejar
odo luego. Primero quiero ense
páginas gastadas de tanto uso. Le indicó a Nimh que se sentar
él, y su madre a ella. Aquí hay conjuros muy valiosos, algunos incluso los he
ue fueron mis padres. Todo lo que t
mercado a comprar un libro. Por hoy, no seguiremos estudiando, pero quiero mostrarte un lu
drerm. El bosque estaba delimitado por una línea de frondosos árb
uidas. ¿Conociste
r la belleza del bosque, repleto de aves de todos
s jugando, pequeños ciervos, y todo tipo de insectos
ítulos de la nobleza. Los druidas eran gente pequeña, más pequeña y menuda que los humanos convencionales al menos, de piel de una tonalidad verdosa, que vivían en el bosque, en a
, Eiry y Gwyneviere se saludaron,
es Nimh, m
ar la cabeza en dire
ierbas de este mes, y déja
, en serio. Puedo
je que tenía en el tobillo y rodeó con sus manos la herida abierta de Gwyneviere. Al cabo de unos instan
aci
lsillos de su capa y se dispusieron a r
ry, que las saludó de nuevo con una
, por lo que se dirigieron
*
compañía, por lo que se levantó al alba, le dio las sobras a l
mejor humor, y, por último, consiguió un buen libro para que Nimh comenzara con
udo ver sobre la mesa, un desayuno sim
Gwyneviere, alzando la bo
en rebanadas. Lo sirvió en un plato sobre l
a qué hora ibas a volver, hice jalea con la
iere se sentó con rapi
a. Podría acost
ntes de comer -le dijo Nim
ro ella también se estaba divirtiendo. Luego de
s muy bien, ¿no
cuando podía. Siempre estaba en movimi
el ceño-. Toma -dijo Gwyneviere, entregándole el librorac
lenarlo de tus
í que fue un alivio que la clase
as cosas antes de dominar el arte de la magia. A diferencia nuestra, la magia corre por la sangre élfica. Y eso nos lleva a la siguiente lección, que estudiaremos mañana: nociones bási
reír y guardó s
Gwyneviere, levantándose con
estado cocinando y había
ido debido a su naturaleza destructiva. Si quieres usar el fuego debes tener un gran dominio sobre este tipo de magia y extremar los cuidados. El fuego puede consum
re la estufa y llevó el fuego hacia ella con un domi
-dijo Nimh
ovechó para hablarle de los elementos y su energía, pero la conversación fluyó por otro lado y terminaron hablando de los
ere no hablaba mucho de sí misma, pero i
cieron. Vivíamos juntos e
ontinúe hablando, y Gwyneviere se vio obligada a segu
queña. Sufrió muchísimo. Era un hombre muy bondadoso y t
lame
familia? -preguntó Gwyneviere, para
llas me criaron y me dijeron que me encontraron cerca del Templo. Estaba sola. Me recogieron,
en sacerdotisa? -pregu
chicera -dijo Nimh
les dieciocho. Las sacerdotisa
emprendieron el camin