La Princesa del Alfa
antes, no tenía que ir corriendo con urgencia a ver a mi padre y mucho menos tenía que pensar en el matrimonio por convenie
de pisar el palacio. Realmente es difícil para las personas que no nacen con una cuchara de oro bajo el
uno de esos días dónde quieres mandar todo por la borda. Hoy,
en algún lado de mi mundo y estar habla
para no dejarme ir. Realmente necesito que me deje ir porque no merezco esto. También creo que estoy per
a donde ir porque
me escuche y me permi
o que está sucediendo, es mi nueva realidad. Mi mente y todo de mí, lo rechaza rot
tar aquí y el miedo que
durante una semana entera? Así es mi temor, el miedo a lo desco
de la locura es aceptable y lo normal no existe. Yo en este lugar existo porque acabo de llegar, pero
s curioso y déjenme decirles que soy una persona escéptica, pero una vez leí en un libro que en el mundo hay do
acá con alguien más. Tal vez esa persona que se parec
í que no creo que tenga mucha relevancia aquí. Con esto quiero tratar de convencerme de que por ese error vine
ito, Is
acioso de esto es que soy la sustituta de un tipo que está loco y debo a
obligado a nada -la voz de la mu
que vienes? No sé, tal vez de esa mane
talmente una hermosa dama -me indigno rápid
te para ignorarte. Además, no eres hermosa -me cruzo de brazos,
res tú, no yo. Y eres tú quien llama a
arte cuenta de que no te estoy buscando. Eres tú qué aparece sin permiso -suspiro, miro la h
recuerdo que a este mundo eres considerada una espía y nadie c
insop
puerta de mi habitación es abierta
o abajo -me da una sonrisa de esas que te calman,
cordar muchísi
bía qué decir y que hacer. Fue mi amada madre y aunque debía darle alegrías y mil motivos pa
Tibi de mi mundo, me transmiten el mismo sentimi
lgamos de la habitación, sonrío al recordar que eso mismo me dijo mi nana la noche que
e a ella, suelta una risita y niega con la cabeza-. Lo piensas, pero
o es nuestro primer paso a todo. Sea buena o mala experiencia -me señala una foto familiar-. Siempre he vivido aqu
Dime quién puede ser feliz en una cárcel, cóm
ese hombre-. Él no es mala persona y no soy una empleada todo el tiempo. Co
der decirle nuevament
los y tú -sonrío porque no habla formal c
r algo fuera de lugar por culpa de esa supuesta dama-. No quiero conocer a nadi
vas a tener que aceptar, Isabella -me dice, para empezar a caminar-. Debemos ll
ezo a caminar s
e que nadie aquí
incluye a Aust
cer a nadie má