Una madre para mis hijos, una esposa para mí.
ió la petició
ener una madre para sus h
angelitos tuyos me tienen súper enamorada y por el
o con sufici
por lo menos te g
omentario- y necesito que te esfuerces por no discutir o
á- dijo Hafid c
de escuchar que estábamos discutiendo?- dijo Sylvia- q
es!- excl
mucho tiempo, no desean que se aleje nuevamente, por eso i
ltado ser, una mujer muy ma
a afirmativa y luego d
tenemos que d
tener sexo- dij
dijo
necesito dormir contigo,- dijo Hafid- para eso, te
o ella- para mí, sería muy de
desprecia
un hombre, y estar la primera vez para mí, debería
la explicación de Silvia, y ésta arru
burlas? - pr
s casada conmigo, así que cuando le confesemos a los niños, l
, que? -
tará un martillo y un c
lo que dices, no me
río- dijo él con malicia, y
asesinos y él salió
ba a haber intimidad entre ellos, eso la hacía sentir muy relajada; después del baño, se preparó p
mirando, con todo lo que le permitía la ocasión; es que ella aún dormida se n
abra. Se desvistió y se metió a la cama, de inmediato se durmi
egaron los encargados de ayudar a Sylvia a estar bella para la ocasión qu
ados ante la fiesta en honor a su mamá, así les había dicho Hafid y el
realizó la ceremonia, donde solo estaban el secretar
icas, Farid y Amira, se sentían emocionados porque pronto estarían participando de la fie
s, Sylvia no sé cansaba de verlos, ya el hombre que había oficiado las ceremonias, se hab
via ya conocía a cuatro, pero habían tres más, a los cuales ella no había visto, e
ado a su figura curvilínea dándole un aspecto de mujer de mundo, realmente cuando Hafid la
e, estaba muy bella, se sent
que la tenía pegada a sus caderas, tenía una espléndida erección
ían complacer sexualmente, pero realmente tenía mucho ti
diaba tanto amor hacia sus pequeños, que era indescriptible la sensación que sentía en su pecho, al verla
entimiento de desprecio por él, no entendía que había h
ransformó, cualquier rastro de ternura había desaparecid
Hafid y también su mirada se endureció, más
esentarles a mi distinguida esposa, tambié
pellido, que se le había adjudicado en el orfanato, por no poseer ninguno, así e
nrío con satisfacción y alzó su rostro para mirar a Hafid, quien en ese moment
o se esperaba aquel beso, pero después se rela