Elina
todas. He hecho muchas promesas en mi vida y la mayoría no las cumplí pero esta si. Tome mis cosas y salí de casa despidiéndome de mi mamá y zeus, tomé el autobús y todo parecía ir
siguientes clase el chico del tatuaje no dejaba de mirarme empezaba a incomodar. Durante el descanso me siguió así que lo enfrente. - se te ofrece algo - le pregunte claramente irritada. - eres muy vengativa Elina – dijo con tono burlesco - para nada, simplemente regreso lo que se me da - dije Sonrió pícaramente y se alejó de mí, era muy raro pero no podía juzgarlo, o eso era lo que decían mis profesores. Todos tenemos luchas internas y no sabemos lo herido de puede estar alguien por dentro. Cuando regrese al salón para la última clase él estaba sentado junto a mi silla. - toma - dijo dándome un chocolate. Mi cara de confusión era obvia, la suya por otra parte parecía victoriosa - y esto qué? – pregunte levantando una ceja. - quería comprobar lo que me dijiste – dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Aquello hizo que riera con intensidad, su reacción era la misma de antes, mantenía la misma sonrisa. Debía admitir que fue bastante ingenioso. - gracias pero deja de mirarme – dije tratando de contener mi risa El solo asintió y saco su libreta, aquello me había parecido como sacado de un libro. No me pasaban esas cosas a menudo. El resto del día pensé en lo que había pasado, y en lo mucho que me encantó. Aun así no quería hacerme ilusiones, traté de distraerme y centrar mis pensamientos en algo más. Caminaba por las calles de aquella ciudad con rumbo a la estación del autobús, la tarde estaba fresca y había algo en el aire que me hacía sentir que flotaba al caminar. Mientras esperaba el autobús de regreso mire a un chico leyendo un libro que yo hace mucho leí. El mundo perdido de Sir Arthur, ver a alguien leer era algo escaso, pero digno de admirar. Algunas personas lo miraban con algo de