Andrew Reed
sie
ace insoportable. Con los ojos en blanco, y la garganta comprimida por su agarre, lucho con lágrimas, para escapar de él. Per
os mientras él aprieta su agarre, bloqueando el aire que llega a medias a mis pulmones. Atrapada contra la pared de ladrillos
asiado fuerte. Mi boca se abre en un grito silencioso. Pero nunca, nunca más le rog
retados, me pongo la palma de la mano en la garganta. Era una pesadilla. No, fue más que una pesadilla. Sin embargo, aún puedo sentir sus dedos en mi cuel
me retuercen
ajo mi mano mientras trago una y otra ve
e satén que me rodea las caderas. Con la garganta quemada por la
ué hice para
nos, hasta que vuelve la calma. Cuando me enfrenté a los tribunales y a las cámaras de la prensa con la esperanza de ayudar a mi a
nada con un chasquido de dedos. Sin embargo, no me arrepiento. Los riesgos que asumí finalmente valieron la
d de mi amiga, porque sé que nunca la experimentaré. No la quiero
escapado. Mis rodillas se chocan cuando me pongo de pie. Estoy agotada, tanto moral como fís
sombría oscuridad de mi dormitorio. Bajo de puntillas
nso
lenamente consciente de mi invitado. El amigo de Holt me observa, languideciendo en mi sofá. Sus botas yacen en
jos. ¡Mierda, es impactante! Todo musculoso, y con su piel finamente bronceada, es la encarnación misma de la virilidad,
Sus personalidades son tan... diferent
pecho que está clavado en sus cimientos, pero a este mercenario sin nombre p
s pensamientos, y de repente me doy
odavía no sé c
gura de que está atento al menor ruido, listo para
o abuelo, si
u edad es un tema molesto para él. Lo anoto en un rincón de mi cabeza para más tarde. Mi trabajo
ué? -pr
al no entender
nso
me laten al ritmo del dolor de cabeza
o milagroso para e
mo de la casa, se hace cargo de la cocina. Una ráfaga de ira me golpea con fuerza. ¡Ha regis
a, al borde de un ataque de pánico, me dejo caer en medio de los cojines. El olor
ellos a mi pecho y entierro
de mi
hisky en la mano. Se sienta a mi lado. Ignoro su sonrisa, para co
él, me tomo la libertad de
rme, no imaginé que me env
, como si todo fuera una comedia. Pero lo que más me llama la atención es su cabello de sal y pi
dedo índice bajo mi vaso para llevarlo a mis labios. El alcohol me quema la
puso en e
r tiempo. La mirada de Drew se vuelve más aguda, pero no es deseo; sé que va a revolotear mis
la verda
antes de levantarme. A lo largo de los años, he adquirido
omo muchos de los artículos que he comprado solo para embellecer el interior de mi hogar. Pero en realidad, tiene un doble fondo en el
cen en ellas durante mucho tiempo sin que yo me mueva. Pero el tintineo de un
elo. Todo esto me está matando. Le entrego el paquete, con los dedo
ás cuando me siento a su lado
to
us
cia mí y me agarra por el cuello para
gruñe con voz
ntado en su cara. La mafia rusa no
pondo-.
a de Drew. Su pulso late con fuerza, anclándome en la realidad mientras me pierdo en mis recu
trus
-completo en
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odia a Vik
os creen que t