La mafiosa para el alpha
do sujetando suavemente su cintura Roberto, mientras cantaban la canción "cumpleaños feliz" en su lengua natal. El pequeño Adriano abrió sus oj
ijo su madre acercándose por el costado
este asintió con solemnidad, un deseo..., ¿Qué podía
e aplauso, se acercó a las cortinas en las ventanas y abrió
el imponente hombre con un particular entusiasmo sobre el cumpleaños de su hijo mient
o que claramente no tenía del todo contenta a su esposa, su hijo al cabo de casi 20 minutos comen
tes de venir aquí, no es propio de un niño de su edad, deja que estudie en casa,
, no podía ver a su madre, pero conocía a la perfección la expresión de angustia que debía llevar en aquel segundo- Lo trajimos para este lado del mundo para que pudiera tene
escondió sus manos en los bolsillos de la capucha, su padre no vería, bien incluso, si temblaban siquiera un poco- estoy bien mamma
rates y tiendas, a unos metros más atrás, los seguían varios hombres propios de la guardia personal de la familia, Carolina se quedó mirando un traje de hombre en el e
dos niños un poco mayores que Adriano tenían arrinconada a una niña que se le hacía particularmente familiar, uno de ellos la sujeto por el cabello arrancándole un grito de dolor al jalarla hacia arriba, entonces la vio, la pequeña niña de ojos esmeralda y risa cálida como el propio verano, su expresión era gloriosa, nunca había visto tanta fuerza en algo tan indefenso, estaba rodeada, los niños la había
e serás una puta igual que tu madre cuando crez
ento de molestia que pudiera desarrollarse en la boca del es
do la atención de todos los infantes presentes. - Joven Adriano, su madre ha pedido que no se ale
os llenos de fuego, ojos completamente absorbidos por los turquesas que lo miraban primer
r aquellos hombres que habían llegado con porte imponente – Adriano, ¿los conoces?- inquirió su p
sa mujer en su melodiosa voz, pero un deje
ro hacia los niños- ahí está mi regalo de cumpleaños, padre, ell
equeño príncipe, que jamás había exigido nada en particular, ahora reclamaba a la
e miraban con ansiedad la escena. - ¿cómo la quieres Adriano?, ¿De esclava? ¿hermana?, ¿prometida? o, ¿compañera de juegos?- preguntó su madre
ue demostraba lo poco que le interesaba el cómo la llevaran
to la bella Italiana a la
espondió la pequeña con un tono que
o la pequeña asintió con la cabeza- ¿Dónde está tu
rganta, aquella pequeña de ojos fieros tenía que lidiar con problemas, muy probablemente, fuera de su infantil entendimiento, miro detenidamente su figura delgada,
u boca y sus ojos sorprendidos sin decir nada por unos segundos, ¿Aquella mujer era de la realeza? Debí
sin una pequeña duda, nada, sol
escondió su rostro sonrojado y lágrimas detrás de sus párpados entre los largos y rubios
ono tan frío, tan filoso, que podría
os salieran del callejón y mientras salían de la oscuridad, únic
hasta que uno de los jeeps se detuvo al lado de ellos en la
s Adriano... tu hermano mayor- señaló la mujer,
queña dentro del coche y dejar espacio a sus padres, pero a pesar de sus palabras, el pequeño italiano se mantuvo pega