La mafiosa para el alpha
a, podría deberse al hecho de que ella era perfec
o, por el contrario, como parecía reprimir una sonrisa mordiendo su labio inferior, sus bellos ojos abriéndose en la sorpresa, Dios... simplemente perfecta. En algún momento, sin despegar los ojos de la pantalla, Emma había rodeado con sus brazos el bíceps de su hermano apoyándose en él al subir las piernas de costado sobre el asiento. Acto reflejo y postura en la que siempre terminaba cada vez que veían una película en casa. Su cabeza descansó suave
la necesidad de apretar y sujetar esas caderas desde el minuto en que se pusieron de pie pa
ar esmeralda mirándolo tan fijamente... Joder... si ella tan solo supiera, no había nada ni nadie que pudiera evitar que él le diera todo lo que ella quisiera. Se obligó a hacer una pequeña mueca y revisar la agenda de su celular, co
a de la menor. La adolescente sintió el calor subir por sus mejillas y la incapacidad de contener su propia sonrisa al saber que el tiempo con su hermano no había acabado, ignorando el nuevo sentimiento que comenzaba a formarse cálidamente en
en discreción no facilitaba el nivel de sinceridad que podía tener con el resto. Le contó todo lo que había sucedido en la escuela estos dos últimos meses que casi no habían hablado, el mayor escucho atentamen
la mínima posibilidad que ella hiciera algo mal para él, vio que a pesar de la oscuridad del garaje, la tristeza y el miedo ensuciaron los dos bellos ojos color esmeralda que tanto rogaba diariamente poder ver, aunque fuera solo en
gunto haciéndose el idiota,
¡Ahí estaba!... oh bendita ardiente irá... maldición... como deseaba besarla y descubrir cómo canalizaría esa
olo ella supiera... se estaba volviendo demente, completamente loco por probar los labios de su pequeña hermana, aunque nunca la había considerado su hermana como tal, solo era la semántica necesaria para que sus padres la llevaran hasta él, donde ella pertenecía. La pelinegra comenzaba a sentir la tensión en el auto, un extraño nerviosismo la invadió y prosiguió a bajar del vehículo, sin mirar atrás camino lo más rápido que pudo sin co
l segundo piso salía corriendo por la puerta, le había dado la excusa a su madre de comenzar a participar en un grupo de estudio durante las mañanas "Aja..." había dicho en respuesta ella, quien astuta no quiso preguntar nada más, Luego por las tardes llegaba una hora más tarde, justo cuando su padre y su hermano hacían un recorrido rápido
aunque no sabía bien la razón, suponía, estaba molesta con él por no darle mayores explicaciones sobre sus evasivas, abrió la
tó directamente, mirando a
réstamo abierto que su padre le había dado a pedido de su hija, cuando su querida amiga le había dicho que probablemente dejaría la escuela porque la empresa de su padre podría irse a la quiebra – los chicos darán una fiesta de piscina en el Penthou
tos que divagan en las horrendas posibilidades de lo que estuviera viviendo su Emma. --¿Por qué no me has preguntado antes? -inquirió. Carolina le d
y aún no eres la cabeza de esta familia, recuerda tu sitio. - le dijo tajantemente y de manera filosa, recordando a su hij
no incluso aún más grave y una tranquilidad que podría haber eliminado cualquier ambiente, había algo oscuro y amenazador en su voz que gritaba advertencia. - Madre, no hay nada ni nadie en este mundo que
ijo Roberto apoyándose contra la pared,
ando un sorbo a su taza- simplemente sus sentimient