Amor Inesperado
UATRO
os y al cabo de un tiempo todo eso cambió. Quería algo diferente de lo que había soñado, quería mi independencia, quería sentirme libre, ser dueña de mi propio
que siguió la profesión de mi padre, así que mi madre siempre tuvo la esperanza de que yo siguiera la suya, pero a ella le apasionaban los gimnasios y los deportes. Sin embargo, a pesar del ajetreado mundo de los gimnasios, siempre he tenido una vida social muy privada. Esto desde que era muy joven, todavía en el instituto. Nunca fui la chica popular, de vez en cuando me convertía en la rara de la clase, siempre muy reservada. Me limité a unos p
da era demasiado monótona, se cruzó en mi camino con el conquistador y encantador Tomás Werneck. Un chico de piel oscura y penetrantes ojos verdes, cuerpo atlético y sonrisa encantadora. Tomás era mi cr
ja, teníamos nuestras diferencias. Aunque Tomás me presionó, nunca dejé mi trabajo de monitora y menos de profesora, porque eran los que me ayudaban a tener e
oportaba que otros hombres miraran mi cuerpo y quisieran lo que era suyo, como si eso fuera motivo para
ía su contestador pidiéndome que dejara un mensaje después de la señal. Un día me fui directamente al gimnasio, olvidando que sería mi día libre, y cuando llegué allí, aunque mi jefe me pregun
Decidí hacer una visita a mi amiga Maya, que vivía en la misma calle que yo, básicamente éramos casi vecinas.
él descubrió la verdadera razón, mi marido olía a un perfume femenino que no era el mío. En el momento exacto en que me acerqué a él, sintiendo que mi cuerpo se paralizaba, el choque fue inevitable. Se dirigió al baño, diciendo que necesitaba una ducha,
rir que me habían engañado no tardaría en explotar. Fue cuestión de minutos que me absolviera de todo lo que estaba pasando. El final de la discordia fue la marca de carmín en el cuello de su camisa y el chupetón en el cuello,
elto en su toalla viniendo detrás de mí, intentando predecir lo que haría y
to como para volver
momento supo que el que estaba a punto de marcharse no era yo, era él. Transformar la palabra "nuestro" en "mío" no fue tan fácil como imaginaba. Tampoco fue fácil encontrar rastros de lo que parecía una historia de amor y ahora no era más que una ilusión. Du
miento hará mella en esa relación. Cuando mis padres se enteraron de lo que había pasado y del motivo por el que habían echado a Tomás de casa, me dieron todo su apoyo. Les di las gracias y me encantaron todos los cuidados y atenciones que me dieron en ese momento, pero tenía que encontrar mi propia manera de superar tod
me hubiera convertido en un ave fénix, que tras las cenizas resurgía más hermosa que antes. Me rodeé de nuevos objetivos,
alcanzar. Después de dos meses separados y sin ningún tipo de comunicación, descubrí que llevaba conmigo una parte de é
o quería que viera a este niño como una obligación. Quería que viera a nuestro hijo como algo que sobrevivió a nuestro desastre, la parte hermosa de nuestra relación. Al final, sólo
cumplido el quinto mes de mi nueva situación, la vida volvió a sorprenderme. Sonó mi teléfono y cuando contesté, aquella voz que ya ni siquiera esperaba oír me preguntó si podía venir a mi casa para que arregláramos las cosas. Y así lo hizo Tomas.