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Una Sumisa Para El CEO

Capítulo 6 cueste lo que cueste

Palabras:3207    |    Actualizado en: 09/01/2023

a puerta del cuarto asustando a su herma

para bajar su rostro - estaba

razo y miró el rostro del hermano - Mauricio, te traje un café difer

te hasta que me desperté - Mel confirmó

ionó casi de repente

mi madre - Mel lloró más, es, ella solo lo tení

ste tu mirada en los ojos verdes de tu hermano querid

a a t

co, pero

a cocina, Levi se sentó en la silla tirada por una de ellas y mir

raba con cierto afecto. Gruñó y se levantó, no tenía ganas de comer comida de verdad. Él debía esperar y hasta desistir

as lo que quería y no esperar a nadie más. Él

e del bolsillo sin darle los buenos días, o saludarlo de alguna manera. Se subió al auto y se fue rápido, iba detrás de a

istas que estaban reservadas para los coches. Salió del coche y miraron a su alrededor, algunas personas miraron su rostro, hasta algunas chicas que estaban uniformadas para la escuela sonr

mujer. Se quitó el abrigo y colgó en el perchero cerca de la puerta y se dirigió a una mesa, miró el lugar cuando se sentó y buscó

otro lado, y miró a la niña que te

se asustó y se escabulló, él miró el menú,

ue esa dulce y gentil voz no era la de la misma persona que lo enfrentó en su casa, pero sus ojos fuero

apenas tuvo como sostenerse en pie, dio un paso atrás, y el hombre se levantó, parec

ció detrás de Mel, tocando su hombro, el moreno

amarera no

parando delante del hombre alto, de cabellos y ojo

percibirlo viendo sus manos temblar. Ella expiró, perturbada por la esencia que é

o la mirada indignada de Mel que se a

ué ha

difícil de entender

a comida para disfrutar? Ya te dije que soy una put4, pue

cuidar de ella por ti - te acercaste y ella se a

sté? ¿En el motel para de

tipo de lugar. - se puso de hombro mirando a las personas

eriedad. - Este lugar de granja es mi trabajo, y si usted es tan

ijo groserías, y no le gustó.

o para conseguirlo, no era justo con ella, no era cierto lo que aquel hombre loco estaba haciendo con ella. - No le

s nunca les importaron las apelaciones de los menos afortunados. Ni siquiera sabía por qué s

, por favor, dígame lo que desea? - estaba trabajando, tenía que poner eso en su cabeza. Aunque cada frase que salía de su bo

ara ti? - Se sentó de nuevo y

rtante sí, necesito el emp

e lo que gano en un mes, ¿sólo e

un café ¿verdad? - Rasgó un

costó con otro hombre que no era su marido. Se levantó, no conseguiría nada de ella allí. Salió del café después de dejar una propina con el je

uando lo supiera. Rió lleno de felicidad. Sacó el celul

ada y solo por un momento, él creyó que dejarla más enojada, sólo tardaría

flojando la corbata en el cuello. al menos

iago, pero ya es

las en

ciendo que sería una tontería, pero él quería c

abía que aquello no quedaría así, aquella boca linda con el cuerpo b

arra y poder, y no pondría su reputación en

eguntar cuando la enfermera s

Él tiene que hacer la operación, es algo que él tiene que hacer, que es obligado, ¿entiendes? - ella acordó c

el dinero que debo y el de la operación, no gano tan

entienda también que desafíos vienen para nosotros pasar por encim

uido un trabajo de empleada y de la nada, ¿el jefe le dice que se quite la ropa? ¿Y luego aparece de nuevo y dice que la quiere?

ndecentes. - se quejó de nuevo bajando la cab

, pero si no tienes otra opción, haz lo qu

os sonreían y él respondía algo del libro. Estaba sonriendo como todas las veces que iban a jugar. No sen

salir de ese lugar y

estás? - preguntó por un va

oy feliz, conseguí un

r. Santiago - Mel paró la sonrisa - Mirella siempre di

tía sin entender por un momento lo que realm

iban a su casa? - Mel volvió a recordar lo que pasó

odo. - salió de la cafetería con la cabeza gacha, y en cuanto se lev

abrazando a la pobre. - ¿Dónde has estado? Vine todos

qué? - Tenía

dón y complicado, pero puede pagar muy bien. Tu tía me ha hablado del estado de

una mujer para su cama, y yo... Yo... - Suspiró, había muchas cosas que ella haría por dinero, pero t

s verdes, sin embargo, ella fue negando poco a poco. - El señor Santiago tiene problemas con su padre, es extraño, muy organizado y nunca comete errores, al menos en su cabeza él cree que no

despertó y empezó a hablar muy bien, voy a conseguir seguir adelante. También sé que el señor S

ra sabía qué decir - Voy a abrir su cabeza rápidamente. Voy a contarte algo serio, pero que quede entre nosot

andó quitar la ropa de la nada. Era guapo, rico y encantador, estaba loco de remate, pero eso no le impedía encontrar a alguien que le gustara estar con él,

ualquier persona normal. Por eso, él no quiere que las empleadas que limpian la casa, s

do que se quitara la ropa? ¿Por qué quería tener sexo con ella? Cosa que solo él tenía que responder, y ella no preguntaría, porque estaba loco, so

zo el trabajo - habló y cuando pasó por ella, la r

estado. Y lo quieras o no, Levi puede ayudar, si trabajas con él, puede pagar mucho más que ese café. Y entre tú y yo, tu herma

e su brazo y dio la espalda, ella no iba

s lados de la historia

ería saber realmente de aquel hombre. Se dio la vuelta y se fue. Ni siquiera podía caminar en la c

o, no era un

rador, no estaba atrasada, pero el hombre la mi

se dio cuenta de que no había nadie en el

o atrás sin creerlo. - Pe

supimos esta mañana cuando llegamos - habló. - El café es nuestro único sustento, y sin

Sabes quién es

rador. - Dijo que todo lo que necesitaba sabe

? - preguntó, el

decía que tenían que salir y dejar el café lo más pronto posible porque el dueño quería demoler el edificio y construir algo de res

ntó, ella asintió caminando hacia

a. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero de puro odio. Si se metía con ese lugar, perdería su trabajo, y si perdía su trabajo, no

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