Una Sumisa Para El CEO
a puerta del cuarto asustando a su herma
para bajar su rostro - estaba
razo y miró el rostro del hermano - Mauricio, te traje un café difer
te hasta que me desperté - Mel confirmó
ionó casi de repente
mi madre - Mel lloró más, es, ella solo lo tení
ste tu mirada en los ojos verdes de tu hermano querid
a a t
co, pero
a cocina, Levi se sentó en la silla tirada por una de ellas y mir
raba con cierto afecto. Gruñó y se levantó, no tenía ganas de comer comida de verdad. Él debía esperar y hasta desistir
as lo que quería y no esperar a nadie más. Él
e del bolsillo sin darle los buenos días, o saludarlo de alguna manera. Se subió al auto y se fue rápido, iba detrás de a
istas que estaban reservadas para los coches. Salió del coche y miraron a su alrededor, algunas personas miraron su rostro, hasta algunas chicas que estaban uniformadas para la escuela sonr
mujer. Se quitó el abrigo y colgó en el perchero cerca de la puerta y se dirigió a una mesa, miró el lugar cuando se sentó y buscó
otro lado, y miró a la niña que te
se asustó y se escabulló, él miró el menú,
ue esa dulce y gentil voz no era la de la misma persona que lo enfrentó en su casa, pero sus ojos fuero
apenas tuvo como sostenerse en pie, dio un paso atrás, y el hombre se levantó, parec
ció detrás de Mel, tocando su hombro, el moreno
amarera no
parando delante del hombre alto, de cabellos y ojo
percibirlo viendo sus manos temblar. Ella expiró, perturbada por la esencia que é
o la mirada indignada de Mel que se a
ué ha
difícil de entender
a comida para disfrutar? Ya te dije que soy una put4, pue
cuidar de ella por ti - te acercaste y ella se a
sté? ¿En el motel para de
tipo de lugar. - se puso de hombro mirando a las personas
eriedad. - Este lugar de granja es mi trabajo, y si usted es tan
ijo groserías, y no le gustó.
o para conseguirlo, no era justo con ella, no era cierto lo que aquel hombre loco estaba haciendo con ella. - No le
s nunca les importaron las apelaciones de los menos afortunados. Ni siquiera sabía por qué s
, por favor, dígame lo que desea? - estaba trabajando, tenía que poner eso en su cabeza. Aunque cada frase que salía de su bo
ara ti? - Se sentó de nuevo y
rtante sí, necesito el emp
e lo que gano en un mes, ¿sólo e
un café ¿verdad? - Rasgó un
costó con otro hombre que no era su marido. Se levantó, no conseguiría nada de ella allí. Salió del café después de dejar una propina con el je
uando lo supiera. Rió lleno de felicidad. Sacó el celul
ada y solo por un momento, él creyó que dejarla más enojada, sólo tardaría
flojando la corbata en el cuello. al menos
iago, pero ya es
las en
ciendo que sería una tontería, pero él quería c
abía que aquello no quedaría así, aquella boca linda con el cuerpo b
arra y poder, y no pondría su reputación en
eguntar cuando la enfermera s
Él tiene que hacer la operación, es algo que él tiene que hacer, que es obligado, ¿entiendes? - ella acordó c
el dinero que debo y el de la operación, no gano tan
entienda también que desafíos vienen para nosotros pasar por encim
uido un trabajo de empleada y de la nada, ¿el jefe le dice que se quite la ropa? ¿Y luego aparece de nuevo y dice que la quiere?
ndecentes. - se quejó de nuevo bajando la cab
, pero si no tienes otra opción, haz lo qu
os sonreían y él respondía algo del libro. Estaba sonriendo como todas las veces que iban a jugar. No sen
salir de ese lugar y
estás? - preguntó por un va
oy feliz, conseguí un
r. Santiago - Mel paró la sonrisa - Mirella siempre di
tía sin entender por un momento lo que realm
iban a su casa? - Mel volvió a recordar lo que pasó
odo. - salió de la cafetería con la cabeza gacha, y en cuanto se lev
abrazando a la pobre. - ¿Dónde has estado? Vine todos
qué? - Tenía
dón y complicado, pero puede pagar muy bien. Tu tía me ha hablado del estado de
una mujer para su cama, y yo... Yo... - Suspiró, había muchas cosas que ella haría por dinero, pero t
s verdes, sin embargo, ella fue negando poco a poco. - El señor Santiago tiene problemas con su padre, es extraño, muy organizado y nunca comete errores, al menos en su cabeza él cree que no
despertó y empezó a hablar muy bien, voy a conseguir seguir adelante. También sé que el señor S
ra sabía qué decir - Voy a abrir su cabeza rápidamente. Voy a contarte algo serio, pero que quede entre nosot
andó quitar la ropa de la nada. Era guapo, rico y encantador, estaba loco de remate, pero eso no le impedía encontrar a alguien que le gustara estar con él,
ualquier persona normal. Por eso, él no quiere que las empleadas que limpian la casa, s
do que se quitara la ropa? ¿Por qué quería tener sexo con ella? Cosa que solo él tenía que responder, y ella no preguntaría, porque estaba loco, so
zo el trabajo - habló y cuando pasó por ella, la r
estado. Y lo quieras o no, Levi puede ayudar, si trabajas con él, puede pagar mucho más que ese café. Y entre tú y yo, tu herma
e su brazo y dio la espalda, ella no iba
s lados de la historia
ería saber realmente de aquel hombre. Se dio la vuelta y se fue. Ni siquiera podía caminar en la c
o, no era un
rador, no estaba atrasada, pero el hombre la mi
se dio cuenta de que no había nadie en el
o atrás sin creerlo. - Pe
supimos esta mañana cuando llegamos - habló. - El café es nuestro único sustento, y sin
Sabes quién es
rador. - Dijo que todo lo que necesitaba sabe
? - preguntó, el
decía que tenían que salir y dejar el café lo más pronto posible porque el dueño quería demoler el edificio y construir algo de res
ntó, ella asintió caminando hacia
a. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero de puro odio. Si se metía con ese lugar, perdería su trabajo, y si perdía su trabajo, no