Una Sumisa Para El CEO
o del mismo, ella rió animada corriendo hasta la ca
amor, pero ya terminé. - dijo, él abraz
sa. - Un médico vino ayer conmigo, dijo que tengo que hacer una operación
eso, tienes que pensar
uficiente dinero - Mel l
e segura por primera vez cuando le dijiste eso
- La abrazaste, ell
la doctora miró a Mel con una sonrisa desconfiada, pero
a la operación - habló
ás y no sabríamos qué pasaría - dijo un
seguir lo suficiente para la cuenta del hospital t
s, antes de que aparecieras con el dinero de la operación - la sonrisa de
te y se volvió hacia su hermano, él jugaba con un títere. Mel vo
ensar en una única posibilidad de habe
reto que él adoró. No iba a decir que me hubiera gustado su belleza, porque aunque fuera verdad no lo admitiría, y otra cosa, saber que ella le faltaba el respeto, y que se había negado a acostarse con él, la había dejado en el tope de
nía una vista muy hermosa. A través de los árboles y casas hermosas que podía sentarse y disfrutar. Pero él no podía ver nada más que el cuerpo de Mel, era pequeña, flaca, pero aquella flaca, ¿qué todo hombre debe
traía a una mujer con ella. - Bueno, no fue difícil, pero como siempre, trajo otr
Mirella miró a la mujer que se puso seria. - Si no te importa, ¿puedes salir de mi cuarto? ¿De mi casa, d
el amor de Dios
antó de nuevo, yendo hasta el bar que tenía al lado y llenó
bolso dondequiera, Levi tomó un trago del whisky y miró hacia el techo. Se había acostado con las dos a la vez, pero
irella rió y levantó las manos al cielo. - Y como estoy de buen humor, te doy los días de vacaciones que pedist
e la mesilla de noche. Se vistió y salió de la habitación. Gritó "ya va", pero la persona ni oyó, ya que con
sin ser invitado. Mel siguió mirándote
tá aquí - dijo, parando delante de él, c
a los dos - Él dijo,
oreja - Sé que ya me diste suficiente, y estoy en de
ello. - No dormí anoche pensando en ti. - Él te acercó. Mel no reaccionó. - He pensado en muchas cosas, y vas a hacer todo lo que yo quiera, pero de una m
hacer? - preguntó mi
, pero aún así te quedaste sosteniendo sus manos. - Creo que tu cara es hermosa, y
ga? - Se rió de lado, gi
e sentó en el sofá, y la miró con excitación, un deseo que brillaba en los ojos abierto
ba bonita? No, eso definitivamente no. Ella no tenía mucho que hacer más que obedecer, desató todo y sacó una parte, mirándolo, sintió vergüenza cuando él hizo una mueca, está bien, la ropa interior de ella no era una cosa bonita i
ndó, ella desvió la
- Se paró
pero esa mirada era hermosa, inclus
en sus ojos. Con una sonrisa traviesa, él agarró los bordes de la bata, y descubrió en el lado derecho, su ropa interior apretó más, y luego el derecho, hacien
cias - habló
sa, una sumisa inteligente, que tendré el placer de enseñarte todo - él hablaba tonto mirando su rostro. - Va a ser divertido, v
De repente, él se levantó y la volteó jugando en el sofá, se puso encima atacando su boca. Ella no lo rechazó, intentó seguir el ritmo que él daba, p
4u estaba entumecida. Él tomó su mano y se la llevó hasta su pene sin pudor alguno, ella tembló al tocar aquella e
se puso una chaqueta cara
oy. - habló como si fuera normal que él
- habló ella cuando se cubr
, poniendo las manos en la cintu
café? ¿No
ajo ahora es servirme. ¿Qué vas a hacer allí
l, y se mordió el labio antes de empezar a hablar. - Gracias por haber pagado e
enes nada que agradecer. - ella estuvo de
A dónd
hacia adentro. Siguió cada paso de ella y se rió cuando desapareció. - Puede que tarde, pero cuando te joda