UNA OPORTUNIDAD MAS PARA AMARTE
has excusas para alejarse de casa, aunque recurría constantemente a su consejero espiritua
informó Gunther a Hans frente a la familia, la mirada del joven se posó sobre su hermana que no podía disimular su asombro -
irma de abogados que era amigo suyo, y en vista que la plaza para Estados Unidos estaba ocupada, él había sugerido Alemania – Hans, es un hecho – aseguró el religioso, Hans suspiró entendiendo que sería lo mejor y forzó una
la oficina los fines de semana, donde se escabullía a contabilidad para ver a su joven amante y eso, se había vuelto costumbre; pero, fue extraño para Adal escuchar el golpe en la puerta de la oficina de su amigo imaginando que había discutido con su esposa, por lo que acudió a él sorprendiéndose con Evi llorando desconsolada – nena, ¿Qué pasa? – preguntó Adal sorprendiendo a la joven y ella negó con la cabeza – pensé que no habría nadie – explico ella entre sollozos, él se acercó tiernamente a la joven – puedo escucharte, te
on la autorización – ¿recuerdas a Evi? – preguntó Adal, Mathis tragó en seco con su corazón haciendo eco por todo el edificio, frunció el ceño con una preocupación nerviosa al verla girar la reclinable para ocultar su rostro empapado por su dolor –
jos de Clover – espetó Adal después de unos minutos en la mesa esperando que llegara su pedido, ante la presión de su hijo pidiendo la verdad; Mathis se sorprendió con la orden de su padre, se levantó de la mesa y salió del restaurante y como queriendo contrariar a su padre, Mathis empezó a
e a mi novia – Adal tragó seco, aún dolía la reciente terminación con ella – le traeré un té – murmuró Caly mirando al hombre estupefacto y antes de entrar a la cocina, llamó a Mathis para que Adal y la mujer estuvieran solos - ¿Qué demonios la pasa a papá? – reclamó Mathis, Caly suspiró cerrando sus ojos unos segundos recordando con dolor que sólo hacia algunos meses, aquella mujer visitaba a Adal pasando hasta varios días
do los encuentros y optaba por pasar el tiempo con su novia; Gunther aprovecho el encuentro con sus viejos amigos y recordaron las anécdotas de su vida en Alemania a
fícil despedir un hijo – confesó Leopold, explicando su temor a ser descubierta esa verdad que trajo consigo desde Alemania y hasta el momento jamás había visto la necesidad de exponer – ¿nunca has pensado que Hans pueda enamorarse de Evi o... ella d
re de su amigo - mira, le prometí a Evi que no le diría a nadie, pero hace unos días atrás la encontré llorando en tu oficina – Leopold abrió los ojos con notable angustia y Adal explicó la situación – ella está preocupada porque si no encuentra un pretendiente en la agencia matrimonial, no lo encontrará en ninguna parte, ella quiere casarse, quiere formar un hogar – concluyó Adal, Leopold suspiró con nostalgia ante el aparente afán de su hija a formar una familia – Ma
novia – terminamos la relación, no era justo para ella cuando no pienso regresar pronto – respondió Hans viendo a Evi por
ella asintió cerrando los ojos unos segundos pidiendo esa última noche, Hans suspiró con una sonrisa y entró a la habitación dejando la puerta entreabierta – siempre podrás contar conmigo – susurró él acostándose junto a su hermana
l que Hans, Evi se negaba a despedirse en el aeropuerto, sin embargo, antes de entrar a la sala de espera, Hans sintió la mira
ermano – quiero casarme papá, quiero formar una familia, quiero sentirme amada – respondió ella pensando en esa segunda oportunidad que le daba la vida con su primer amor, Leopold asintió con la cabeza acercándose con ternura y ella suspiró - ¿Mathis está de acuerdo? – inquirió ella preocupada y Leopold resoplo c
ue no había olvidado aun cuando había salido de allí desde niño, pero su padre no le permitió que lo olvidara; Hans agradeció y acompañó al hombre a un elegante edificio y en un gran apartamento encontró a un joven elegantemente vestido – Fritz Voigt – se aventuró el joven a presentarse, se
por aquel apartamento que su padre no recordaba ya que Gunther y Arno se encargaban de la administraci
de su padre y eso la tenía un poco nerviosa, por lo que él la animó – te amo – susurró ella al otro lado de la pantalla, Hans tragó en seco y asintió con la cabeza – también te a
hermana, a Hans no le era posible conciliar el sueño, por