¿Cómo conocí a mi sugar daddy?
e volver a verlo, no sabía qu
realmente genuina, más bien parecía fingida... amabilidad que tenía tan ensaya
ba a abajo el cuerpo de la chica hasta que Marius carraspeó y lo fulminó con la mirada por descarado, pro
esa de
hace falta que nos acompañe
, acercándola levemente a su cuerpo y haciéndola caminar hasta una de las me
ho tiempo, le empezaba a invadir, celos, si, sin duda, eran celos, pero n
distinta, tan pura que odiaba que la observaran y tratarán como a la
, además, sus amigas le habían dejado claro que al prestar sus servicios como sugar baby significaba ser también
Marius, casi estuvo a punto de decirle si podrían ir a otro lugar, más al escucharlo hablar y sentir que él de algún modo la protegía, un sentimiento extraño de segur
res...- mencionó Noelia algo avergonzada, mirando disimuladamente a su alrededor
scribiendo un mensaje rápidamente para después guardarlo, estando seguro de que no tardarían mucho en tener una visita.- El buen servicio, mira,
nte, tras lo de su aventura sugar, jamás los volvería a frecuentar. No dijo nada, pero seguía persistiendo en ella el pensamiento que t
dicho que no quería que ese hombre se les atendiera, le pidió un par d
hacia ella, contendiéndose de no tocarla en el instante en que e
ionó dejando de jugar con el borde la servilleta, acercándose más
la de un lobo pretendiendo comerse la ovejita que tenía delante, aunque si conservaba algo de esa lujuria que tanto la impactó
xperiencia con hombres, Marius era sin duda para ella todo un enigma,
lo hacía, provocándole una extraña y cálida sen
la mientras con la mano libre que tenía en el bolsillo apretaba el botón de un pequeño mando encendiendo las braguitas de la chica y poniéndola a la primera
ba a punto de llevar una de sus manos a su rostro atreviéndose a tocarlo, él rompió esa conexión recordando quién era él y
explicado antes, podría parecer una excusa
sted puede hacerme otra.-Le soltó la mano solo en el momento en que vio aparecer a uno de los socios fundadores más importantes del club, er
dable sorpr
sa es mía,
aclaró el recién llegado
e metre es de todo menos resp
la vista a la chica mi
eso
ncen a mi acompañante o al de otros señores o señoras que aprecian este l