Un Salvaje para la Duquesa
es para mí un misterio. Sin embargo, no me quedaban dudas de que Brock me salvó hoy, a mí y a Dashi. Vi como se puso delan
apa revoloteaba con el viento que pasaba entre los árboles, su presencia era imponente. Me daba mied
almente lo veía, lo detallaba: sus ojos claros, sus cejas espesas y rubias oscuras, su nariz r
pero era... ¿atractivo? No sé qué me está pasando. Puede ser que la s
onfiada, era mi naturaleza, y las historias que corrían de Brock Haggard no ayudaban. De
y arrasar pueblos enteros. Debo decir que aunque es un hombre bastante hosco, no sé
enía lo mejor del campamento, que era poco, pero me lo daban. Aún no sabía cuál era el fin de todo esto, ¿para qué querían tenerme en
s dura. Ella era amable, cordial y en cuanto empezamos a hablar, algo que me costó bastante, pues era muy penosa y des
leer poco a poco y Dashi al poco tiempo demostró ser extremadamente habilidosa en varios temas, me habla de preparaciones para la salud, para cuidarme, para mantener la piel y la
pensé aliviada, dormiré en una cama más decente y sin miedo de que salga un lobo a medianoche, o sin abejas y mosquitos zumbando por mi cabeza. Nos dejaron a Dashi y
ara ver a un Brock con muy malhumor entrar al cuarto como si él fuera el dueño del lugar, Dashi y yo estábamos estupefactas. No
a mis mejillas encendidas como si tuviera fuego cerca. Por favor no me dejes sola con este hombre, pensaba como si ella pudiera leer mi
n su cara, rascando su barba. Su cabello largo colgaba
dice ella sin terminar la frase hasta v
a ¿Era necesario preguntar eso? ¿Yo? ¿Su esposa? Quisiera desaparecerme en este instante, la idea de que me matan unos lobo
ría entraría aquí?- preguntó ella
ido? ¿Además de una prisionera? Se ve que he pedido toda
a de una mujer. Supongo que ella lo tendría como un buen hombre, porque no pensó mal inmediatamente de él, lamentablemente era común qu
en cuestión tiene delirios aventureros, de huir... inspeccionar el mundo exterior, so
red mientras él se mueve como un gigante por todo el cuarto. Abre las ventanas, las cierra, revisa cada pa
o parece que ya no le quedó algún escondrijo por revisar ni ninguna superf
no parecía espantada por el hecho de que una mujer de buena cuna estuviera viviendo entre so
como a los demás soldados no les importaba lo que hacía yo mientras no saliera ni me viera, y principalmente que no huyera. Así que hablamos, ella me contaba de su vida, yo
e comenté lo que ellos pensaban, y lo que había pasado en el castillo y sentí que me sacaba un gran peso de encima, hablar de mi dolor y pérdida era suficiente,
era la misma, pero concordamos que era mejo
se y que su objetivo aquí era cuidarme, ayudarme en lo que precisase y tener un ojo encima de mí para que no
n hombre hijo de un caballero importante compraría una esclava? En la noche no pude dormir pensando en que yo no podía permitir algo así. Me vi refleja
la. En cuanto me paré, me coloqué una manta encima de mi camisón para cubrirme, simplemente no podí
nco, y el gran rubio aterrizó la mitad de su cuerpo en la habitación a mis pies. Se levantó rápid
Y su expresión era de sorpresa y a la vez, de desconcierto. Pestañeaba viendo mi camisón, que ahora que lo pienso no me tapaba del todo, así que lo apreta
voz alta, seguramente le
rmemente y luego extrañada ¿Qué demonios hacía dur
loca, y yo me sujetaba la manta por mi cuerpo. Él respiraba profundo, sus ojos via