UN REINO EN LLAMAS
arlene. Absorta en sus pensamientos, buscaba
s para llevarla. Tomó asiento, luego una extraña sensación rondó su cuerpo, sintió una mano en su hombro. Fue
Leonardo mientras rosa
ía dejado una terrible marca. Ella tomó un trapo que había sobre la mesa para intentar limpiarlo. No
r el incidente. Suplicaba con una lágrima en su rostro, mient
rcándose y el rostro de Ana empalideció por el terror que le causó. No pensó dos veces y l
acer nada?. ¡Dile a Marlene q
!. Dijo Ana esper
da se puso de pie, cuando la tuvo frente a frente pudo reconocerla. La expresión del príncipe c
ras su rostro se tornó algo sombrío com
burlando todas las reglas!!, ¡¡sino que aten
!, ¿verdad?.... ¿Dónde está el solda
arlene ante eso, él solo lo había hecho para ayudarla. Aún así, de todos modos había robado un vestido y encima era para Juana, si ella lo su
¡él no tiene la
ndole que tenía permitido ingresar en bú
taré cualquier casti
encontrándose con sus ojos verde esmeralda. Estuvo apenas a centímetros, cuando en un momento acercó su cuerpo al de ella, su coraz
a su oído mientras l
ra cosa... ¡Ten mucho
e el veneno a
guien t
magen se proyectó en su mente. Pero la mirada
ilencio, mientras observa al bello príncipe tocarse la barbilla. Sin embargo, había algo que no comprendía, Juana era una de las m
s una de las familias más adineradas.
es mucho valor para mentirm
pe!. ¡Se lo juro por mí
árselo bien si
con mucho esfuerzo, pero el vestido tuvo un accide
l genio!, ¡pero es mí tutora,
n muy sinceras y que sin lugar a dudas lo convencieron. Permaneció unos
es hacerte responsable
ara ti!. Fueron sus últimas
bía sido terrible, él sabía muy bien que era una mujer muy caprichosa. De todos modos tenía motivos para d
anera muy dudosa. Él tenía sospechas de
on aquel asunto. Pero aún cargaba con una culpa, no solo r
rla. El ataque había sido solo un accide
hacía la ducha, necesitaba relajarse ante lo
etros de ella, sintió su bello aroma. Sus ojos color café se clavaron en ell
nsamiento, se lo
uevamente. No le importaba el castigo, sabía que el príncipe no ten