Por siempre mía
abuelo tenía que enseñarle. Por eso cuando la carta de admisión a aquella prestigiosa universidad Norteamericana llegó, fue el más so
supuesto no tan perfecto como Miguel, su hermano mayor, pero lo suficie
ver las cosas de otro modo debía reconocerlo, aprendió a dejar de ser la sombra de su hermano y sobre todo aprendió a tomar sus propias decisiones, a tener los amigos
ecía que si a todo lo que imponían, al que opacaron en su propia comida de bienvenida de la que Miguel no le dejó ser homenajeado por más de media hora cuando anunció el embarazo de su recién estrenada esposa, guapísima y riquísima, por supuesto, porque Mig
empre, ni que le hiciera falta, ni que él siquiera pudiera pensar en eclipsarlo. A veces se preguntaba si su padre sería como Miguel, todos decían a menudo que era su viva imagen, pero él era demasiado pequeño cuando falleció como para recor
apenas ser notado, solo su abuelo se dio cuenta de que abandonaba el salón pero no dijo nada,
asó bien en los Estados Unidos, pero sin duda, no quería volver a hacer ese máster que Miguel le
iba allí, aunque quedará en los límites entre su propiedad con algunas pequeñas de los habitantes de la aldea donde ellos tenían sus propios cultivos, algunas de esas
estático, camuflado entre unos arbustos, viendo a una hermosa chica que se ba
cho más de lo que le gustaría, no dejaba espacio a
visto una mujer así, nunca en su vida creyó que t
, salió de su escondite ante la necesidad de verla más de cerca
ra, no te
estir y se puso la camiseta que se había qui
... no t
dejándolo loco y ensimismado, si hubiera podido reaccionar habría corrido tras ella; sin embargo,
y jamás los volvían a ver, otras en las que enloquecían porque les habían robado el alma, siempre creyó que eran solo cuentos para asustar a los ma
rse la ropa para bañarse, y sobre todo porqu
lugar por el que la chica había desaparecido, con suerte la encontraría ¿Quién pod
osa chica. Parecía que los dioses del Agave estaban de su lado porque solo a unos metros estaba ella vistiéndose, claro en
ió, no quiero
su madre le había contado muchas veces que debía cuidarse de los hombres, que a veces tomaban lo que quería
la jamás creyó que algo malo pudiera sucederle porque era una
de sorprenderle, pero a la vez lo interesaba más en ella, tenía carácter, no solo hu
abeza, te aseguro que tengo muy buena punte
ero saber
vez porque ya no lo veía una amenaza, pero después de unos segundos
ejarás de seguirme
, te doy
siquiera esperó respuesta y salió corriend
enía un nombre, algo para empezar a buscarla, un nombre que se
s, pero resultaron ser cosas fugaces que se le pasaron en un par de meses; sin embargo, jamás había sentido la fascinación que sintió al v